Capitulo 37

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- ¿Por qué no vinimos con Charlie? -preguntó Jack mientras caminaba con paso decidido al lado de Nina.

-Porque no iba a acceder a esto. -respondió ella.

Y era cierto. Charlie era quien había protegido a Nina desde que la acogieron, al principio era reconfortante sentirse protegida por primera vez en su vida. Pero ahora él no lo veía así. No le gustaba sentir que era incapaz de protegerse a sí misma. Solo le gustaría poder sentirse confiada y seguía sin deber tener a alguien a su lado para lograrlo, y eso es lo que estaba dispuesta a hacer.

-¿A dónde vamos? -preguntó confundido.

-Solo pasando la Universidad…

Ya estaban a más de mitad de camino cuando lo dijo, no iban a darse la vuelta y volver.

-Solo hay una cosa allí a donde tu querrías ir Nina...                                  -Tal vez. -respondió ella con una sonrisa cómplice.

Siguieron caminando por las calles de Seattle hasta llegar al famoso bar, al que casualmente, iban sus más íntimos amigos.

-¿Aquí está el hombre ese? -preguntó Jack entrando con cuidado mirando lentamente hacia todos lados. 

-No exactamente. -respondió ella mientras se encaminaba a la barra y se sentaba.

-  ¿Qué?

-Mira a las tres. -murmuró. Jack estaba a su lado, giró sigilosamente hacia donde ella dijo. No vió más que personas bailando como de costumbre, hasta que se centró en una figura alta y robusta bastante familiar. Sus ojos se abrieron de par en par y se volvió bruscamente hacia ella.

-  ¿Qué piensas hacer? -preguntó exaltado.

-Devolverle el favor. -dijo ella con una gran sonrisa.

-Nina, es el lobo, uno de los matones de Jorda, ¿Qué pretendes?

-Él no llegó a verme Jack.

-Claro que sí.

-No, no lo hizo. -dijo ella suavemente mientras lo miraba a sus ojos azules que en esos momentos parecían el océano Ártico. Frío y con una advertencia.

-Solo voy a mostrarle lo que se siente estar indefenso ante alguien.

-Ya. ¿y cómo? ¿crees que tomara algo que le des?

-No Jack -dijo poniendo los ojos en blanco. -algo más sutil.

-Ilumíname.

-Con esto. -dijo ella mientras le mostraba un frasco con un polvo blanco.

-  ¿Y eso es…?

-Veneno.

-Estás loca.

Nina suspiró.

Ustedes, los hombres, son impulsivos. Van y atacan directamente como simios desquiciados...

-Te lo agradezco.

-Nosotras por otro lado… somos más listas. Esto no va a matarlo Jack, va a adormilarlo. Va a caer frente mío completamente indefenso, pero consiente. Así sabrá lo que se siente lo que él les hizo a las chicas.

Jack la analizó un momento y luego soltó un suspiro.

-  ¿Cómo piensas hacerlo?

Ella sonrió.

-Voy a ponérmelo.

Jack abrió los ojos de par en par, antes de protestar, ella siguió.

-Descuida, me puse algo en las manos que va a contrarrestar los efectos del veneno, me lo pondré y lo tocaré a él. Eso es todo.

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