Capitulo 26

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Quinto día, William.  

-  ¿Qué hay? -preguntó Will cruzado de brazos, apoyando la espalda contra la enredadera que lo separaba de la pared del campo. 

-Un viejo de unos sesenta años. Es la segunda vez en la semana que escucho de él.

-respondió Jack con un bufido. 

Will suspiró, apretaba sus puños a tanta fuerza que ya le dolían. 

-Vamos –respondió. 

Jack y Ronnie alzaron las cejas. Él había dicho claramente que no era seguro para nadie salir mientras Indalehci estaba en la ciudad. Pero ya no le importaba, estuvo los últimos cinco días escarbando en la culpa que estaba sintiendo, necesitaba salir de allí. Y lo necesitaba ahora. 

-  ¿Vamos a ir o no? -repitió lanzándoles una mirada fría como el hielo. 

Ellos asintieron. 

-  ¿A dónde van? -preguntó Nina cuando entraron al salón de entrenamientos. 

-De cacería. -respondió Will mientras envainaba una daga fina y brillante. 

-Pero tu dijiste… 

-Ya no importa lo que haya dicho Nina. -contestó volviéndose unos segundos hacia ella. 

Nina soltó un bufido. 

-Iré. 

-No. -dijo Jack con un tono suave. -es más seguro que te quedes aquí. 

-No lo saben, pueden entrar, esto no es una fortaleza inquebrantable. 

-William tampoco. -se burló Ronnie. -por eso iremos solo nosotros.

 William no hizo caso, se ajustó un cinturón de cuero a la cadera y se alejó deprisa mientras guardaba sus armas.

-Entiendo que estés muy metido en el asunto, pero no puedes portarte como un imbécil porque ella se fue. -se quejó Jack mientras se acercaba a su lado. 

Will resopló y siguió caminando. 

 

-William… -susurro en su oído. -dime que soy todo para ti. -dijo ella entre las sabanas.  

Como no.  

-Claro que lo eres. -respondió él con una sonrisa falsa.  

Ella se ruborizo.  

-Pero debes irte rápido, mi madre llegara.  

-Y no debe verme -agregó él mientras se vestía.  

-Volverás ¿no es así? -susurró ella.  

-Claro que sí -mintió.  

Tomó sus cosas y salió rápidamente de la casa, las náuseas lo invadieron tan rápido como el aire que entraba a sus pulmones, la rabia no cesaba, la venganza no la sentía. No fue suficiente, no lo fue ni siquiera un poco.  

  

-Oye. –dijo Ronnie en un grito. 

William giró rápidamente la cabeza con el rostro pálido como la nieve. 

-  ¿Qué? -gruñó. 

-Que está ahí. -dijo Jack señalando el frente. 

Ya habían caminado al menos nueve cuadras hasta la otra punta del Princess Park. 

-  ¿Lo de siempre? -preguntó Ronnie. 

William le hizo un gesto de cabeza asintiendo, los chicos comenzaron a moverse, Ronnie hacia las nueve, a Jack hacia las doce, y él comenzó a caminar unos momentos después de dividirse. 

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