-De acuerdo, los chicos me contaron que estas a su altura de entrenamiento, así que puedes empezar a trabajar con ellos. aunque no entiendo porque no fuiste a la última. -dijo Aurora con el ceño fruncido.
Venecia miró rápidamente a William con cara de pocos amigos, él estaba parado en la otra punta del salón de entrenamiento.
-Sí, no tiene importancia. -respondió apretando los dientes.
-Les mandé la información por mensaje, buena suerte, e intenten no matar a nadie. Las miradas se dirigieron hacia Venecia ¿Qué? Les respondió ella mientras la esbelta figura de Aurora salía del salón.
-¿En qué momento le diste tu número? - preguntó Blake, esta vez no tenía una gran sonrisa y su aspecto estaba bastante apagado.
-¿Mi número? -preguntó ella confusa.
-¿Tienes uno, ¿no? -habló Matt en un tono neutro. Como él.
-Emm… yo… -negaba con la cabeza mientras palidecía por dentro preguntándose cómo se le pasó un detalle tan común. Claro que sabía lo que era un celular, veía a todo el mundo usándolo, solo que ella nunca tuvo uno.
-William te acompañara por uno. - intervino Ronnie.
¿Qué? Dijeron William y Venecia al mismo tiempo.
-Claro. Nosotros debemos organizar todo, en tres horas debemos estar en el centro.
-¿Por qué siempre ahí? -se quejó Jack mientras salía por la puerta.
¿Sera porque hay más gente? -le respondió Noah.
William le dedicó una última mirada asesina a Ronnie, quien se iba con una gran sonrisa y satisfacción por dentro.
Suspiró con fuerza y se dirigió hacia la puerta sin mirar a Venecia.
-Claro, te sigo. -dijo ella poniendo los ojos en blanco.
Salieron en silencio hacia las grandes calles de Queen Anne. El sol se estaba poniendo, dejando a la vista un hermoso atardecer naranja con tonos rosados y azul claro.
-Hubieras tomado un gorro de lana. -dijo William al verla temblar.
-No soy una niña.
- ¿Y? -respondió él sonriendo.
-Creí que no te vería sonreír de nuevo. -dijo ella en voz baja.
-Yo tampoco. -se sinceró él.
La miró un momento y se detuvo en sus ojos, en como parecían grises, pero con los rayos del sol bajos brillaban como piedras azul claro. Era algo hermoso, hasta para alguien quien confundía tanto.
-Entonces… ¿cómo es eso de que no tienes un teléfono? Creí que venias de Italia, no de la prehistoria. -agregó para quitar peso al asunto.
-Solamente nunca tuve uno. ¿es muy difícil de creer? -preguntó ella encogiéndose de hombros.
-No. Bueno, un poco, hamburguesas, teléfonos, eres extraña.
- ¿Y lo notas solo por eso? -se burló ella.
-Sí, ¿debería notarlo por otra cosa? - río él.
-Al menos no soy bipolar…-dijo Venecia lentamente sin mirarlo a la cara.
-¿Disculpa? No soy bipolar. -respondió William en un intento de mostrarse serio.
-Lo eres. -se burló ella.
Su sonrisa desapareció cuando se frenó en una gran puerta de cristal cuyo interior brillaba demasiado para sus ojos.
- ¿Por qué tus ojos hacen así? –preguntó Will mientras la observaba raramente.
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Reino De Plata
FantasyUna chica de un mundo desconocido se mezcla con el mundo real, con el trabajo de buscar venganza y justicia, ademas de exterminar lo que no pertenece en este. Un grupo de chicos del mundo real se ganan la vida trabajando como mafiosos cazando crimin...