Capitulo 27

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Ambos apartaron la vista al momento en que la sombra oscura se abría paso detrás suyo. Ronnie tenía la cabeza alta observando la bruma que se desvaneció en el aire William, tenía la vista fija en los ojos del hombre, ojos que estaban como dos vacíos sin fin, hasta que de a poco la luz volvía a ellos devolviéndole el blanco del iris y el marrón de sus ojos.                                                                                             

-  ¿Fueron de casería sin mí? -se quejó Venecia mientras avanzaba. -creí que no saldríamos durante los cinco días. 

-Tu rompiste la regla antes que todos. -dijo William mientras salía a toda prisa sin mirar a nadie. 

-  ¿Por qué cada vez que te desapareces y reapareces estas vestida como el hada de las flores? -exclamó Jack mientras entraba. 

-Hola a ti también. -dijo Venecia encogiéndose de hombros. 

-Volviste- exclamó otra voz. 

-  ¿Nina? -preguntó Venecia con el ceño fruncido mientras miraba detrás de -Jack. ¿Qué me perdí? 

-Bastante. -concluyó Ronnie. 

-Iré a buscar tu vestido para esta noche. -dijo Nina. 

- ¿Recuerdas la mascarada verdad? -preguntó Jack alzando una ceja. 

-Claro, no me lo perdería. 

Jack asintió y siguió a Nina a la salida. 

-Debo llevar a esta escoria a su lugar. -murmuró Ronnie. 

-De acuerdo. -respondió Venecia. 

Sabía que no daría resultado aparecer como si nada, pretendiendo que los cinco días desaparecida, no habían existido.  

Se dió la vuelta y se dirigió a su habitación, en el corredor lo encontró a Matt.

-Hola. -le dijo ella con una sonrisa, él era sin dudas el más reservado de los seis. -Has vuelto. -contestó él animado. Le sonreía incluso con esos bonitos ojos Ámbar que tenía.

-Claro que sí, no me perdería lo de hoy por nada. -Venecia trataba de mostrarse entusiasta mientras caminaba junto a él.

-¿Sabes? Con Noah apostamos a que volverías hoy.

-¿De veras?

-Si, por eso te guardamos un panecillo ésta mañana en la cocina. -la emoción de él era contagiosa mientras caminaba mirando al frente, siempre se le iluminaban los ojos cuando estaba con Noah.

-No era necesario. -le sonrió sorprendida. De hecho, no había comido algo real en esos cinco días, el detalle de ellos se ablando el corazón preocupado. -Claro que sí, no sabíamos cual te gustaría, te pedí mi favorito. Arándanos y chocolate blanco. -replicó con orgullo. Ella se paró en seco y lo miró.

-¿Qué has dicho? -susurró. Él la miró alarmado.

-Oh, lo siento, ¿eres alérgica? -preguntó realmente preocupado, ella respiró para calmar los latidos rápidos.

-No, de hecho, me los hacia mi madre... -el recuerdo de su madre, una mujer muy sofisticada, en la cocina, era su favorito. Sonrió con melancolía.

-Y.... ¿Los hacia feos? -preguntó incomodo.

-No, esos me encantan. -lo miró más alegre. -muchas gracias.

Él volvió a sonreír con sus ojos cálidos.

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