Capítulo 51

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Hasta aquí llego yo -dijo Charlie mientras se quedaba parado en la puerta del auto.

-No es que vayan a golpearte. -repuso Nina.

-Sinceramente, no quiero averiguarlo. -dijo él abriendo los ojos sin despegarlos de la puerta con luces brillantes que tenía en frente. -tú, cuídate. -agregó mirando a Nina.

-Gracias. -dijo Jack mientras le pasaba una mano en el hombro a Venecia.

-Sí, ustedes también.

Se metió de nuevo en el auto y arrancó a toda marcha.

-¿Tienen todo lo necesario?

-Todo lo necesario. -dijeron ellas.

El guardia de seguridad era alto y musculoso, ni siquiera reparó realmente en ninguno de ellos, aceptó alegremente el efectivo que le dio Nina y solo los dejó pasar.

-Guau -exclamó Venecia una vez que sus ojos se adaptaron a la oscuridad y luces centelleantes del lugar.

Era parecido al bar que había ido con Jack en Italia, solo que eran pura y totalmente mujeres.

-¿Es normal que tenga más miedo que ustedes? -preguntó Jack, tomando la mano de Nina. Venecia se dejó caer de lleno sobre el bastón haciendo una mueca.

-¿Qué es lo peor que te podría pasar?

-No lo sé Nina, no quiero averiguarlo.

-Hoy, eres una mujer, hoy eres una de nosotras, nada te ocurrirá. -lo tranquilizó ella tomando su rostro entre ambas manos. Venecia sonrió y apartó la mirada, incomoda. No quería permitirse sentir algo por el hermoso momento que estaba viendo.

-Vamos. -dijo mirando al frente.

Bajó las escaleras con más esfuerzo del que supuso. Nina la tomo del codo mientras la reprendía como una madre furiosa.

-Nosotros vamos por allá, tu ve a la barra y siéntate. -le ordenó mirándola severamente. Venecia se encogió.

-De acuerdo... -dijo en voz baja. -mándenme la foto de la mujer, aun no lo han hecho.

-Cierto. Enseguida. -dijo Jack.

Ella fue lo más rápido posible hacia el banco redondo que tenía a lo lejos, lo sentía a tanta distancia que creía que no llegaría.

Al hacerlo, se desplomó con un gemido de dolor.

- ¿Podrías darme el trago más fuerte que tengas, por favor? -preguntó con los ojos cerrados mirando al suelo.

-No, yo creo que no. -respondió una voz masculina.

Ella levantó la cabella de golpe.

-No es cierto. -dijo incrédula.

Will estaba frente a ella con una sonrisa y un delantal negro, vestía una suelta camisa celeste claro con un jean negro, su cabello estaba tan revuelto y perfecto como siempre.

-Es cierto.

- ¿Cómo hiciste para entrar?

-Si eres gay, es fácil de echo. -respondió fingiendo que limpiaba la barra.

-Pero tú no lo eres.

-Que novedad -dijo él con la sonrisa más pronunciada, tanto que se le marcaban pequeños hoyuelos, ella no lo había notado antes. -mira allá. -agregó señalando con la cabeza detrás de Venecia.

Ella volteó la mirada y en la puerta de entrada estaba parado un hombre recto y concentrado. Al entrecerrar los ojos, vió que era Blake, el hombre que los hizo pasar antes ya no estaba.

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