18. "Detalles"

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El rostro de la reina, con una expresión helada, hizo que las criadas que estaban en su habitación, se retiraran con inquietud, solo Temari se quedó a su lado, mientras Saori colocaba los documentos que Naruto le dió en una mesa y se dirigía hacia donde había guardado el libro, antes de responder el llamado de su esposo.

—Llévatelo, no lo voy a necesitar— bramó sin emoción y luego se sentó en el escritorio de su habitación —Quiero estar sola, que nadie me moleste, y prepara un coche para mañana, saldré de palacio— ordenó sin espacio a preguntas.

La dama de compañía hizo una reverencia y retuvo su suspiro cansado hasta que dejó la habitación. Todo parecía ir tan bien, ¿qué había hecho el rey loco ahora para que la reina tuviera ese ánimo? Desganada volvió a la biblioteca y miró la portada del indecente libro antes de colocarlo en el estante, pero una presencia a su espalda y un carraspeo, la sobresaltaron y giró con rapidez.

—¡¿Serás estúpido?! ¿Quieres matarme de un susto?— reclamó con su mano en el pecho.

—Esos modales...— señaló Shikamaru, mientras alcanzaba el mismo libro que ella había acabado de dejar.

—¿Para qué quiere eso?— preguntó Temari con el ceño fruncido.

—No soy yo quien lo quiere, y además, la señorita sabe que no lo necesito— mencionó con una media sonrisa que la hizo sonrojar.

—¿Puedes estar de buen humor con lo que está pasando? El rey volvió a molestar a su majestad Saori— Shikamaru palmeó la portada del libro una vez.

—¿No fué ella quien lo despreció? Porque estaba de muy buen ánimo esta mañana hasta que fué a buscarla para darle los documentos de los orfanatos.

—¡Ay no!— exclamó Temari, comprendiendo rápidamente lo que había pasado —Ella dijo cosas un poco duras, pero puedo jurar por mi honor, que solo estaba mintiéndole a su madrastra. Se veía muy avergonzada.

—¿Por qué las mujeres son tan complicadas?— resopló con cansancio.

—¿Qué hacemos?— preguntó preocupada y sacudió sus hombros —¡Piensa, hombre!

—Nada se va a arreglar hasta que el rey no le diga la verdad. La reina es una mujer tan orgullosa, que jamás le reclamaría las razones de su comportamiento errático, y a él simplemente le aterra ser rechazado.

—¿Y si los encerramos juntos en una habitación hasta que hablen como es debido?— preguntó en un susurro, mirando hacia la entrada de la biblioteca.

—¿Quieres que nos corten la cabeza?— Temari sujetó su cuello y negó enfáticamente —Lo mejor será esperar unos días hasta que se calmen, mientras pensaré en algo que no nos cueste la vida.

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Izumi insistió en acompañarla en su visita a una de las instituciones. Saori optó por el vestido más sencillo que le permitía su estatus, pero aún así, al bajar del carruaje en aquel edificio viejo y pobre, resaltaba demasiado. Al inicio los niños la miraban con miedo, alejados de ella lo más posible, mientras dos de las mujeres que la atendían, bastante obesas, le explicaban la situación decadente del lugar, con palabras torpes y honoríficos de más.

—Hay muchos enfermos, majestad, y con el presupuesto que nos da el palacio no nos alcanza para los honorarios médicos o las medicinas. Los más grandes nos ayudan trabajando, pero como comprenderá, es muy poco lo que pueden ganar.

—Los niños no deben trabajar, su prioridad debe ser los estudios— señaló mientras los observaba. Sus ropas estaban gastadas y sucias, las expresiones cansadas y sus cuerpos tan delgados, mostraban la falta de alimentos.

Mad KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora