Capítulo 1

3.6K 283 42
                                    

Aclaraciones: orgullosa de poder decir por primera vez que la portada y todas las imágenes que se adjuntarán en la historia me pertenecen (hechas por mi en Procreate).

。・ 。 宿儺 。・ 。

Japón. Hace más de mil años.

La antigua ciudad de Tokio se vio sumida en la celebración de un acontecimiento sin precedentes, algo nunca visto. Aún con todos los sucesos que había vivido la capital, ninguno estaba a dicha altura.

Las calles estaban a rebosar de gente de todas partes, locales y extranjeros, expectantes por el acontecimiento histórico que iba a producirse. Y no era menos, pues el máximo gobernante de Japón iba a hacer su primera aparición pública para elegir un candidato a aprendiz, ya que no podía tener descendencia.

Nadie sabía cuál era el aspecto real del Emperador, se rumoreaba que llevaba cientos de años en el poder pero eso eran solo habladurías, y sin embargo, en esa noche de verano se decidiría quien marcharía a vivir a palacio con él y toda su corte los años venideros. Nadie conocía la realidad macabra que se intentaba ocultar tras esa fachada como si fuera un festival como cualquier otro.

Esto se produciría en medio del Desfile nocturno de los cien demonios, donde todas las familias de la ciudad llevarían a su hijos varones mayores de veinte años como tributo a su gobernante. Sin importar estatus social, dinero o posición, un muchacho sería seleccionado personalmente por el Emperador para servirle hasta la muerte como tributo.

Para los clanes más humildes, deshacerse de una boca más que alimentar era un verdadero alivio. Sin embargo, los más prestigiosos, esos que mantenían un puesto en el consejo de ancianos, era todo un honor servir de esa manera al país, gustosos de recibir cuantiosas recompensas a cambio.

Resumidamente, todo el mundo estaba expectante ese día por lo que podría pasar, por el futuro de la nación, por quién sería el afortunado muchacho que lograría ser el próximo sucesor del hombre más poderoso de Japón. Todo el mundo, menos un joven que terminaba de comer a desgana ese bol de arroz que tenía frente a la mesa.

—Hijo, ¿qué ocurre? —preguntó su padre, que lo acompañaba en el almuerzo.

Yuji Itadori levantó los ojos hasta que chocaron con la amable mirada de su progenitor, dejó los palillos a un lado, no tenía hambre aunque apenas comía últimamente. Se había levantado disgustado, tenía una mala sensación de ese día.

—Nada, solo que no quiero más —respondió con mala cara.

Era mentira, apenas había probado bocado.

—¿Estás mal otra vez por el abuelo? —intentó adivinar.

Realmente estaba preocupado por su familiar enfermo, pero llevaba semanas intentando ocultar su tristeza. El abuelo descansaba en la habitación de al lado, postrado en la cama sin poder moverse.

Su familia apenas tenía dinero para pagar la visita de un médico. Yuji pasaba horas con él contándole alguna historia inventada para entretenerlo, a menudo intentando no llorar cuando veía el mal estado en que se encontraba.

Su prioridad había sido buscar trabajo para poder mantener a todos, pues su padre apenas ganaba dinero como artesano vendiendo cosas en el mercado y el fallecimiento de su madre había sido un golpe duro para todos. El ánimo de los Itadori estaba por los suelos.

Jin rezaba día y noche porque las cosas mejorasen, porque su hijo pudiera huir de esa terrible pobreza. Y muy muy dentro realmente deseaba que él fuera el elegido por el Emperador, aunque eso significase que lo apartarían de su lado para siempre.

Run, little boy (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora