Capítulo 10

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Aclaraciones: la portada e imágenes adjuntas me pertenecen.

。・ 。 宿儺 。・ 。

Pronto te mostraré a quién perteneces.

Sintió una voz en su cabeza que lo hizo despertarse casi al instante. Yuji parpadeó confuso, sus ojos se fueron acostumbrando a la luz que se colaba por la ventana abierta que daba al patio, ¿por qué estaba abierta? Sentía algo de frío. Buscó con la mirada su ropa, descansaba doblada sobre un mueble.

Se incorporó en la cama, aún desnudo y tapado con las sábanas, buscó la presencia femenina que lo acompañó la noche anterior pero de la que ahora no había rastro alguno. Aún notaba su fragancia en su piel, mezclada con la de lavanda del jabón con el que se bañó.

Yuji no pudo evitar sonreír recordando todo, una mezcla de vergüenza pero felicidad, su primera vez había sido como un maldito sueño. Él disfrutó, aunque lo más importante era que Yuko también lo hiciera, y por las caras y sonidos que hacía, ella también lo pasó bien.

Pero ahora no sabía cómo seguir, ¿debía buscarla y hablar con ella? Es probable que se marchase temprano para empezar su día de trabajo. Algo tenía claro, y era que deseaba repetir con ella. Sus caricias y besos se sintieron tan agradables. Por primera vez, fue deseado y correspondido.

El muchacho se levantó de la cama y comenzó a vestirse con calma, disfrutando del aroma dulce que desprendía la ropa recién lavada. Cuando terminó de ajustarse el cinturón, dio un último vistazo de su rostro al espejo de la pared que solía usar para contemplar si estaba decente para salir. No perdía esa sonrisa de bobo que llevaba asomando en sus labios desde que despertó.

—Tal vez debería preguntar si Uraume ha regresado... —dijo en voz alta, pensando en el resto del día.

Salió del dormitorio pero se detuvo antes de pisar algo del suelo, colocado justo frente a su puerta. Yuji tomó la bandeja de plata que contenía un montón de comida con un aspecto delicioso, exclusivamente para él, y entró de nuevo. Es probable que Yuko hubiera preparado todo aquello para él antes de marcharse a realizar otras obligaciones.

—Es un detalle bonito —puntualizó.

Se sentó al lado de la mesa que solía usar para leer, y comenzó a devorar ese pequeño banquete mientras sacaba el libro escondido bajo el mantel, aquel que no había podido seguir leyendo en la semana interrumpida por la presencia de la sirvienta.

Fue pasando las páginas, apenas le quedaban los últimos capítulos para acabar su lectura y podría devolverlo a la biblioteca sin correr más riesgo de ser descubierto. Hasta ahora era interesante, como un bestiario de las diferentes criaturas mágicas que existían, una recopilación de su historia, origen y poderes. Pero no fue hasta que leyó el nombre del siguiente capítulo, que desvío toda su atención a la página.

«Categoría especial».

Tragó y apartó la comida a un lado, agarrando el libro con ambas manos. En el primer párrafo hablaba de las calamidades, maldiciones creadas a partir de terrores meramente humanos, que se alimentaban del miedo y la destrucción que dejaban a su paso. La primera descripción ya era bastante atractiva.

«Jogo, la maldición del fuego. Surge por el miedo a que las aldeas sean arrasadas de nuevo tras largos periodos de guerra. El coste de reconstrucción de las casas es abrumador, y muchos prefieren morir de hambre, condenando a toda la familia. Su fuego puede superar el magma más caliente, incluso el que surge del monte Fuji que...»

—No me gustaría tener que enfrentar algo así... —murmuró Yuji.

«Hanami, la maldición de la tierra. Surge por la destrucción de bosques y paisajes naturales a mano del ser humano, siempre creyendo ser superior a todo. Causante de terremotos y desprendimientos...»

Run, little boy (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora