Capítulo 3

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Aclaraciones: la portada e imágenes adjuntas me pertenecen.

。・ 。 宿儺 。・ 。

Todo eso estaba tan lejos de su realidad. Uraume lo condujo por esos interminables pasillos hasta un ala más apartada. Sus pies descalzos resonaban contra el tatami del suelo. Rogaba un poco de descanso después del día tan largo que había pasado.

Tras su elección, Uraume había llamado a los soldados para que despidieran al resto de chicos. Itadori solo pudo bajar la cabeza para evitar las incómodas miradas de odio que le dedicaban todos esas personas. ¿Qué tenía él de especial para que el Emperador lo nombrase su sucesor?

—Estos son tus aposentos —había dicho, abriendo esa enorme puerta.

Yuji entró en la habitación. Una cama enorme con sábanas de seda, ricas alfombras decorando el suelo, madera de la más exquisita calidad, pinturas en las paredes, una puerta que conducía al jardín trasero... todo iluminado con una luz tenue de una lámpara de aceite colocada sobre un mueble.

—Es enorme —dijo en voz alta, pues aún no salía de su asombro, aquel lugar era fácilmente tres veces su casa entera.

—Es como la habitación del Amo.

Yuji asintió en silencio y casi con timidez fue hasta la cama, sentándose en el borde.

—Tienes ropa limpia en los armarios y un baño para asearte —señaló el sirviente con la cabeza al final de la habitación.

—Gracias —el muchacho había agachado la cabeza en señal de respeto.

—Para cualquier cosa que necesites llama a los sirvientes. Volveré mañana temprano para iniciar con las clases —informó Uraume al darse la vuelta para marcharse.

—¿Clases? —dudó.

El hombre se cruzó de brazos y miró con cierto estupor al chico, como si le sorprendiera que fuera tan ingenuo, o mejor dicho, casi estúpido.

—Claro, necesitas una preparación inicial —se encogió de hombros— ¿Crees que un país se gobierna solo con palabras bonitas? —rió entre dientes— Además, el Amo aún no ha confirmado que tú vayas a ser su heredero al cien por cien. Considera esto una prueba...

Dicho eso último, se marchó de la habitación cerrando las puertas, dejando atrás a un Yuji confundido. Ya se sentía abrumado por haber llegado tan lejos, supo que debía esforzarse lo máximo en todo, en agradecimiento por el resto recibido.

Yuji se miró las manos, sucias. No tenía un espejo a mano pero supo que su rostro estaría en las mismas condiciones, todo eso explicaba la cara de asco que le había dedicado Uraume en primera instancia. Sintió de nuevo vergüenza, la seda de la cama era tan blanca, tan perfecta, él todo lo contrario.

—Huele demasiado bien.

Relajó los hombros a medida que iba acariciando la tela. Suspiró en alto, estaba terriblemente cansado, sentía que su mundo se caía en pedazos poco a poco.

—Tal vez debería darme un baño antes de dormir...

Las sábanas están demasiado limpias. No quisiera ensuciar nada. Se levantó de la cama y fue hacia el extremo más alejado de la entrada. Corrió la puerta de madera que daba al exterior del palacio, asombrado por las vistas al jardín y a la luna. Hipnotizante se queda corto, ¿en verdad él merecía disfrutar todo aquello?

Aún desconocía por qué había sido elegido, estaba seguro de que era un simple capricho del Emperador y él un mero juguete en todo eso, pero si gracias a su lealtad pudiera hacer que su padre viviera dignamente, no le importaba agachar la cabeza las veces que hiciera falta.

Run, little boy (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora