Aclaraciones: la portada e imágenes adjuntas me pertenecen.
。・ 。 宿儺 。・ 。
Abrió los ojos lentamente porque la luz de fuera le molestaba terriblemente, desde que estaba enfermo su cuerpo se había vuelto bastante fotosensible. Ni la comodidad de su enorme cama ni los cuidados que le daba Uraume eran suficientes para aplacar el insoportable dolor que recorría cada músculo de su cuerpo con cada mínimo movimiento que realizaba.
—Cesará pronto... —dijo en voz alta. Y se dio cuenta que ya había aceptado su destino.
Su sirviente más leal pronto apareció en sus aposentos, ayudando a que se incorporase en el borde de la cama con todo el cuidado del mundo.
—Amo Sukuna, no debería levantarse...
—Quiero salir un momento.
—¿Cómo? —Uraume lo miraba extrañado sujetando su brazo.
—Quiero salir al patio.
El albino asintió en silencio y no tuvo otra opción que aceptar las órdenes de su superior. Sukuna en esos momentos parecía un viejo cascarrabias encabezonado con una tonta idea. El demonio se acomodó en el jardín donde lo había conducido Uraume. Con su débil mano acarició la hierba tan bien cuidada. Sus sentidos se despertaron por el olor a rosas de un matorral cercano.
—Echaba de menos el sol.
No había nadie para escuchar sus palabras, aún así Sukuna se sintió liberado de hablar en voz alta. Hoy era el día, hoy era su último día con vida. Los preparativos ya habían finalizado y tras su funeral en el gran salón, los líderes de los clanes más poderosos del país elegirían al próximo gobernante.
Si volviera la vista atrás estos últimos meses, jamás pensaría que así sería su final, aceptando su muerte, aceptando que él no debía existir. Consciente de todo el daño que había provocado a la humanidad, era momento de cerrar los ojos y no volverlos a abrir jamás.
Yuji Itadori.
Sonrió de manera involuntaria cuando se acordó del protagonista de sus últimos pensamientos. Y también el sujeto que le había hecho cambiar tan drásticamente de idea en los últimos días. Pese a la insistencia y enfado de Uraume, lo dejó ir, lo dejó ser libre.
Si Sukuna reconocía algo era que Yuji había hecho mella en su cabeza con esa voluntad inquebrantable que tanto admiraba en silencio. Meses escuchando sus variadas historias habían acabado de ablandar su duro corazón, rompiendo el cascarón hasta mostrar su vulnerabilidad más grande: la soledad.
El miedo a la soledad era algo latente en ambos individuos. Yuji había perdido a toda su familia, Sukuna jamás quiso a la suya y con el tiempo, todas las personas que una vez significaron algo fueron pereciendo. La inmortalidad traía sus consecuencias.
Llevado al límite, se rebeló contra los hechiceros de su época y acabó siendo condenado a muerte, encerrado por meses en una prisión de mala muerte, rodeado de ratas y cucarachas y demás podredumbre. Cuando su cabeza acabó rodando por el barro en medio del campo de batalla, supo que había comenzado una nueva era.
Renació como un ave fénix entre las llamaradas que consumieron todo el pueblo que tuvo la indecencia de tratarlo así. Disfrutó a cada paso que daba de los gritos, súplicas y llantos. Hechiceros fuertes ahora a sus pies, suplicando por su vida o acabar con su sufrimiento.
Pronto se corrió la voz de que el chamán más fuerte de la historia había renacido como maldición, pronto llegaron brujos dispuestos a traicionar a los suyos y apoyar su causa. Y con ellos atacó al mayor gobernante de aquel momento en un asedio que duró apenas unos días.
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Run, little boy (SukuIta)
FanfictionYuji, del clan Itadori, es elegido por el emperador para ser su aprendiz y próximo sucesor. Nunca ha creído en las cosas sobrenaturales, pero tal vez es el momento de hacerlo. Sukuna x Itadori (+18 gore, sexo, palabras vulgares, sangre y heridas, c...