Capítulo 17

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Aclaraciones: la portada e imágenes adjuntas me pertenecen.

Notas: dadle amor a este capítulo y tardo menos en subir el siguiente (que tiene sexo por fin). Gracias por leer <3

。・ 。 宿儺 。・ 。

Itadori no se equivocaba cuando aceptó esa posibilidad con casi ilusión de pensar que Sukuna lo llevaría a su dominio esa misma noche. Era el momento de hablar cara a cara, de preguntar dudas que rondaban su cabeza hacía tanto tiempo. Rodeado de oscuridad, lo buscó con la mirada.

—Hola —dijo cuando descubrió a Sukuna de espaldas a él de nuevo en medio del lago de sangre.

El demonio había vuelto a traerlo a su dominio, evitando mostrar ese lado vulnerable de estar postrado en cama, y con ello haciendo uso excesivo de su magia una vez más. Sukuna se mostraba sereno, de brazos cruzados, cada mano introducida en la manga de su kimono blanco. Parecía estar sumido en sus pensamientos hasta que Yuji tocó su hombro. Sus cuatro ojos parpadearon confusos, regresando a la realidad.

—Mocoso.

El muchacho se alejó dando un paso atrás, su voz sonaba seria pero no como una amenaza, todo lo contrario. Realmente nunca lo había visto así. Las expresiones de Sukuna solían variar entre aburrimiento e ira, era un tipo bastante voluble, también añadir aquella noche en la que se acercaron más de lo debido. Últimamente no había querido pensar mucho en ello, pero sus mejillas se colorearon levemente al recordarlo.

«Desnúdate» le había ordenado no una sino dos veces en aquel sueño, y así lo hizo. Yuji se encontraba embelesado bajo la actitud dominante de Sukuna, que había disfrutado de recorrer su cuerpo con sus garras, tan suave, tan pálido. ¿Qué tenía esa maldición que lo atraía tanto? Tal vez era la sensación de estar haciendo algo malo, tal vez era ese aura de peligro que lo rodeaba, tal vez simplemente era estúpido.

—¿Qué ronda tu cabeza hueca? —preguntó Sukuna, su intensa mirada repasaba las facciones delicadas del muchacho de cabellos rosados.

Habían pasado ya unos cuantos meses desde que aquel demonio rompió todos los límites y decidió tomar lo que era suyo por derecho, aunque odiaba no haberlo podido profanar físicamente hablando.

Itadori, que aún estaba dolido por lo ocurrido con su familia y la sirvienta, intentó evitar esas sensaciones. Pero a veces el corazón dominaba sobre la cabeza. A veces simplemente seguía sus impulsos.

Esos impulsos lo empujaron a acercarse de nuevo a la maldición, encararlo, aunque era unos centímetros más alto que él. Sus ojos marrones brillaban con cierta intensidad.

Sukuna no supo qué pasaba por la cabeza del muchacho, raro pues su rostro era fácilmente descifrable, salvo en ese momento. Sus labios rosados se separaron para contestar a la maldición.

—¿Por qué ya no quieres que vaya al castillo?

Sukuna había cerrado sus ojos pequeños con gesto aburrido, no quería responder, no quería enfrentar al muchacho. Se sentía estúpido, ¿Una maldición sintiendo temor por un humano, por su reacción?

Casi quiso reír por lo boba que era la situación, hasta hace unos meses veía a Yuji como un objeto que le pertenecía, con el que podía hacer lo que quisiera, jugar, desquitarse... Y ahora, al contemplar esa mirada tan intensa, no sabía cómo reaccionar.

Al final todas esas conversaciones nocturnas, conocer la vida de Itadori de principio a fin, sus gustos, lo que le molestaba o enfadaba, habían hecho mella en él. Sukuna, antaño calamidad que había azotado Japón con desgracias y sembrando destrucción allá donde iba, ahora se sentía mudo ante un simple mortal.

Run, little boy (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora