Capítulo 11

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Aclaraciones: la portada e imágenes adjuntas me pertenecen. Contenido sexual.

。・ 。 宿儺 。・ 。

Uraume había movido la primera ficha colocando ese libro días antes en la estantería, esperando que el mocoso lo encontrara. Y así lo hizo, tan predecible como siempre al igual que todos los humanos. Una vez saciada su curiosidad, sintió que su vida había un giro de ciento ochenta grados dentro de esa biblioteca.

El albino estaba cansado de esperar, de ver como cada día su Amo iba pereciendo por retrasar lo inevitable. Se había marchado una semana de la ciudad para terminar de buscar los ingredientes para la nueva asimilación y convertir a Yuji en el «reciente del plasma estelar», así había bautizado esa habilidad.

No pensaba contar toda la verdad a Yuji, con saber la existencia de la hechicería le bastaba, eso facilitaría su tarea a partir de ahora. Total, para cuando descubriera la verdad, él ya estaría poseído por Sukuna, y ya sería tarde para rebelarse contra ellos. Pero había un pequeño inconveniente, y es que esa técnica había variado un poco desde la última vez que la usaron cientos de años atrás. El sujeto debía estar consciente y sin actitudes hostiles.

Maldijo al jodido clan que había inventado ese ritual, el anterior fue más fácil de realizar, pues el sujeto sólo debía comer el cuerpo antiguo que sirvió de recipiente para su Amo, pese al tiempo que había pasado aún recordaba las caras de asco y súplica que le dedicaba ese humano mientras lloraba y devoraba esas entrañas.

Ahora estaba obligado a encandilar a Yuji con sus palabras para convencerlo de realizar el ritual, escondiendo la verdadera razón de sus acciones, y para ello tendría que hablar con su Rey, pues Uraume sabía de las visitas nocturnas que le hacía al chico en sueños y quería procurar que fueran lo más amables posibles —dentro de la personalidad de su Amo—, para que él cooperara.

Ah, pero el condenado demonio era tan impredecible...

Sukuna odiaba que el albino intentase adelantar acontecimientos, él se estaba divirtiendo a su manera. Volvió a sonreír ampliamente cuando Yuji apareció frente a él en su dominio, el muchacho ya estaría subido en un profundo sueño dadas las horas que eran.

—Desnúdate.

Sin vergüenza, sin dudar. Sukuna no estaba para juegos, iba a hacerle pagar lo acontecido con la sirvienta días atrás.

—¿Qué? —preguntó un Yuji totalmente confuso.

No esperaba un saludo o alguna palabra agradable después de tanto tiempo sin verse, pero eso mucho menos. Cuando observó ese par de ojos rojos supo que iba totalmente en serio.

—¿Qué pasa, ahora sí tienes pudor, mocoso? —bostezó aburrido— El otro día no te importó mucho hacerlo con esa zorra.

El chico frunció el ceño, enfadado por como se había referido a Yuko.

—¿Cómo lo sabes?

—Oh, yo lo sé todo.

Yuji dudó en qué decir a continuación, pero ese demonio ya estaba frente a él. Profundas ojeras marcaban su rostro, sus labios estaban rectos y pálidos. En un parpadeo se había desvanecido de nuevo y ahora le rodeaba la cadera, atrayéndolo a su pecho de forma brusca, provocando que ambos cuerpos chocasen. El chico se tensó cuando escuchó su masculina voz en el oído.

—¿Qué ocurre? ¿Ahora no quieres relajarte?

Sintió como su mano rodeaba su cintura y lo pegaba más aún a su figura.

—¿O tal vez no te gusta mi apariencia?

No, no era eso. Su voz, su olor, sus caricias... Ese cúmulo de cosas estaba provocando algo en el interior de la cabeza de Yuji. Sensaciones que no quería aceptar, pensamientos que en el fondo deseaba realizar pero... ¿con un demonio?

Run, little boy (SukuIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora