14. De encuentros

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Ace realmente no tiene ganas para pensar ni discutir más, así que decide llevar las cosas a un nivel amistoso. Sabo está frente suyo, un poco cohibido ahora que sus visitas se han retirado, sabiendo muy bien qué los ojos de su hermano mayor se han enfocado más de una vez en su magullado cuello pálido.

Si Ace no conociera a su hermano, diría que le dieron una paliza. Pero casualmente, lo hace, conoce a Sabo desde que el rubio tiene dos años, por Dios. Claramente aquellas marcas fueron consensuadas por el rubio.

-Sabo, iré directamente al grano y espero que me digas la verdad -Realmente no era de su completo interés describir quien era el acoston del rubio, pero había algo importante que discutir-, ¿estás usando condón? ¿algún método anticonceptivo? Estás por terminar la carrera, pero no sé que tan preparado estés para un bebé, ¿te estás cuidando? -Sí, claro que sí, Ace sabría que Sabo tiene un especial cuidado de si mismo en todos los aspectos, pero sólo quiere confirmar sus conclusiones.

Un intenso rojo se apodera del rostro de Sabo. Al tiempo que la mirada de del mayor se vuelve más fuerte. La situación es un tanto incómoda para el rubio, ser regañado por si hermano mayor aunque ya tenga veintidós años.

-Todo está bien, Ace. Me estoy cuidando -respondió, cubriendo su cara con ambas manos en un intento de esconderse de los ojos de su hermano.

-Bien -masculló Ace. Si Sabo le menciono que se cuidaba entonces Ace no tenía porqué dudar-. ¿Tú pareja se cuida? ¿Te cuida? -volvió a cuestionar-. Sobre todo, ¿quién es tu pareja?

Esta vez Sabo no tuvo reparó en dejarse caer en el sofá. Recién hace una semana le estaba contando a su hermano el lío triangular amoroso en el que se metió. Dos sujetos totalmente opuestos que habían estado esperando por una respuesta que Sabo por fin había tomado esa misma tarde.

-Sí se cuida, As, no te preocupes -habló y quiso dejar hasta ahí la conversación. Pero se fijó en que Ace seguía sin decir palabra, esperando la respuesta a las demás preguntas-. Lucci me cuida también, aunque es algo serio tiene sus buenos momentos.

Ace asintió con la cabeza, no confiaba plenamente en ese tal Lucci, no lo conocía en persona y nunca se ha molestado en presentarse. Pero si a Sabo le gustaba entonces trataría de ser comprensivo.

-De hecho fue él quien me trajo, quiso quedarse pero le dije que no era buen momento. Estaba con él cuando llegó Garp a mí habitación.

El mayor se enderezó en el sofá individual donde se encontraba, atento a las expresiones de Sabo, quién seguía acostado.

-Garp llegó gritando. Me acuso de haber golpeado a Smoker. Pero en cuanto vio que apenas iba vestido y que el descarado de Lucci seguía en mi cama, se dio cuenta de que no fui yo. Tuve la sospecha de que vendría contigo, vinimos tan rápido como se pudo. Pero Garp ya había llegado -contó Sabo, haciendo un mohin con los labios. Hace tiempo había recibido una visita del viejo, pero en ese entonces tuvo una actividad relajada y coherente, lo que acaba de pasar sólo le dejaba más dudas-. Lamentó no haber llegado antes, As. Pude haberlo detenido.

Una leve sonrisa se formó en el rostro de Ace, conmovido por la intención de su hermano.

-No te preocupes, Sabo. Yo soy el hermano mayor, tengo que cuidarte a ti -acarició su cabello con cuidado. Desde hace un tiempo Ace había dejado de negar el contacto físico, su niñez fue dura y siempre lo había mantenido recio a recibir abrazos o darlos. Pero ya era un hombre maduro que aprendió a valorar el amor que le daban sus hermanos-. Deberías darte una ducha, tienes la colonia de Lucci impregnada.

Sabo se sonrojo de nuevo, le gustaba tanto el aroma de Lucci que ya era algo cotidiano y familiar. No tenía noción de que la colonia de Lucci seguía en él.

BORED {One piece}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora