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Marco no se sentía seguro muy seguro de cómo sobrellevar la conversación. Estaba cansado, era la una de la mañana, su hijo durmió en la alcoba y no quería que despertara solo y por ende que se asustara, tampoco sabía la manera en cómo iniciar la conversación.
Seguía pasmado en el el borde de la puerta, con Izo mirándole preocupado y Thatch dándole la espalda.
-¿Qué está pasando aquí-yoi? -repitió un poco más fuerte.
Lo suficientemente para que el castaño se diera la vuelta sin mucho ánimo, pero respetando la presencia de su hermano mayor.
-¿Alguien me va a dar una explicación? ¿O se la darán a Oyaji en cuanto despierte? -habló, con una voz mucho más seria y dura de lo normal.
Causando de inmediato Izo diera un respingo al mismo tiempo que sus ojos se llenaban de lágrimas. Thatch, por otra parte, había vuelto a llorar y esquivar la mirada de su hermano mayor.
Marco decidió tomar cartas sobre el asunto, entro a la biblioteca y cerró con seguro la puerta a su espalda.
-Marco, no le... no le digas a Oyaji, por favor -le pidió Izo, con la voz rota, bajando la cabeza avergonzado-, no quiero causarle un malestar. Nosotros... ya... ya estamos bien, ya resolvimos las cosas. Marco deja las cosas así, por favor... Thatch y yo...
-Nada de Thatch y yo-yoi -le interrumpió Marco, cruzando los brazos sobre su tórax-. Me van a decir que fue eso y desde cuándo.
-No es tu asunto, Marco. Izo ya te dijo que arreglamos las cosas, quédate con eso y enfócate a lo tuyo -dijo Thatch, con un tono a la defensiva.
Tono que no hizo más que molestar al rubio.
-Es mi asunto porque ustedes dos son mis hermanos menores, es mi asunto porque, se supone, que ustedes dos eran hermanos -le señaló Marco, dejando en claro que no quería más tonos rebeldes.
Después de Oyaji, Marco tenía más poder sobre todos en la casa y en la familia. Eso era algo que nunca se podía negar, y que nunca se negó. Oyaji les daba atención y buena educación a todos. Pero eran quince hijos y también el mayor estaba ocupado con su trabajo. Entonces estaba Marco, y siempre se le dió un respeto real como el hermano mayor, aún cuando le gastaban bromas o alguna que otra pelea sin importancia, Marco era casi como una autoridad.
Por suerte la biblioteca contaba con un escritorio en el cual si padre solía trabajar, Marco se sentó en la silla de cuero oscuro mientras que Izo y Thatch se sentaron frente al escritorio. Casi como un juicio. Tal vez lo era. Tal vez debería serlo. Y tal vez necesitaban una intervención.
-¿Qué es lo que paso entre ustedes dos-yoi? -preguntó Marco, más calmado pero serio.
Lágrimas silenciosas bajaban por los ojos cobrizos de Izo, pero aún con llanto fue el primero en hablar.
-Nos enamoramos -declaró, cerrando sus ojos en un intento de despejar sus lágrimas-. Pero no termino bien.
-¿Hace cuánto-yoi?
Izo trato de hacer una cuenta precisa de los años en los que su enredo fue haciéndose más fuerte y doliente.
-Desde los dieciocho -respondió Thath, queriendo compartir el peso de la carga.
No podría dejar que Izo llevará toda la conversación él solo. Nunca podría dejarlo solo.
Marco se hundió más en la silla. Sus hermanos habían tenido problemas desde hace tanto tiempo y él nunca lo noto.
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BORED {One piece}
Fanfiction◍•✧*✷◍•✧*◍ ¿Qué es peor que un escritor aburrido? un niño aburrido. ¿Y qué es peor que un niño aburrido? un padre estresado. Marco siente que el estrés lo consume, entre su paternidad, su hogar, su empleo, cuidar de su padre y sus hermanos insisten...