BORED {One piece}

26. De discusiones

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Ace tiene abrazado a Dai mientras esperan a que Deuce salga de la oficina policial donde lo están cuestionando. En otra oficina y con más protección de encuentra la perra rubia esposada mientras le dictan sus derechos.

Derechos que Ace no cree que merezcan.

Pega su mejilla contra la frente de Dai para hacerle saber que está cerca y que lo está cuidando. El niño no se ha despegado de él en ningún momento, al contrario, apenas le intentan alejarlo del pecoso comienza a llorar de nuevo en busca de la protección de Ace.

Dai ha tenido que dar su declaración entre sus brazos y ha vuelto a llorar. Ahora le duele la cabeza por todo el llanto y la situación. Ace sólo piensa en lo mucho que desea matar a alguien en ese momento por haber hecho llorar a Dai.

Fue un verdadero dolor en el corazón ver como un niño tan dulce de cuatro años ha tenido que declarar en contra de una desconocida que se hace llamar su madre.

Después de que Ace llegará y tomara a Dai. Los niños del salón se alejaron de la puerta. Un oficial llegó y se encargo de esposar a la señorita rubia que hasta ese momento ya había sido apricionada por Deuce contra la pared para inmovilizarla y evitar que se acercara a los niños.

Otro maestro tuvo que hacerse cargo de los niños del salón de Deuce mientras el peliazul le narraba la situación al oficial.

Justo ahora estaban en la estación de policía. La misma dónde trabajaba el bastardo de Smoker y el anciano decrépito de Garp.

Aunque ahora eso era lo que menos le importaba a Ace.

El pecoso quería saber quién era esa maldita perra y porqué se había atrevido a tocar a Dai.

Una parte de él se mantenía lo más cordial y tranquilo para no asustar a Dai y proporcionarle seguridad. La otra parte le exigía arrancarle las extensiones de cabello a la señora loca.

Zoro, uno de los mejores amigos de si hermano, y uno de los policías que interrogaban a la extraña mujer sale de la habitación y se dirige hasta el pecoso.

—¿Estan bien? ¿Necesitan algo? —pregunta con el rostro serio, pero Ace sabe que su preocupación es sincera.

—Estamos bien —respondé Ace—. Sólo queremos irnos y saber que esa mujer nunca más se va a acercar a Dai.

Zoro hace una mueca.

—Hay un detalle con eso —menciona inquieto—. Hace días un tal Marco Newgate vino a dejar un antecedente en contra de la señorita Tato, al parecer la mujer quiere recuperar la custodia del niño y lo amenazó. Newgate ya ha empezado a actuar, así que ella debe mantenerse lejos por el momento, pero si quiere llevar el caso a la corte hay posibilidad de que la custodia sea compartida por ser la madre biológica del niño, casi siempre se falla a favor de la madre, pero sí Marco tiene pruebas suficientes no creo que le den la custodia a la mujer.

Ace dejo de escuchar después de que Zoro terminó de hablar. Sus oídos le zumbaban y sentía una irá recorrerme por sus venas.

Sus oídos sumaban mientras sus brazos siguien aferrados a Dai.

Hasta que escucha la voz que nunca creyó que podría hacerlo enfadar a tal magnitud.