capitulo 27

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¿Volví a casa? ¿Cómo si por el momento no puedo pisar el mar? Luego de dar la mitad de mi corazón, el tocar el agua del mar me hace tener fuerte dolor de cabeza y en ocasiones caer inconsciente por varios días, es por eso qué no he vuelto tocar el agua salada y eso que nadar en el mar, es lo que más disfrutaba.

Eso no es lo importante aquí, se supone que en este instante me encontraba en la oficina, terminando mi trabajó. Quería salir luego para poder ir con Jaden, cenar con él.

Mi cuerpo se guía por si sólo, trato de detenerme pero es imposible. Me sigue guiando por lugares que son muy conocidos para mí. Aparte, estoy en mi forma de dragón...¡¿La cueva en la que solía esconderme cuando quería estar solo y lejos de mi familia?! ¿Qué hago aquí?...¿Sangre?

Lavi frunció su nariz al oler ese penetrate olor a sangre entre otra clase de olores nada agradable, como si se estuviera pudriendo.

—¿Q-Quién anda ahí?—A ciegas con sus manos buscó algo con lo cual poder defenderse.

Todo el cuerpo de Lavi se volvió rígido, al transformarse en su forma humana, el shock y la aflicion en su rostro era muy evidente. Esos ojos que en su mayor tiempo suelen ser inexpresivos, en esta ocasión te dejaban ver de todo un poco. Sobre todo, la enorme preocupación, temor.

—Señor Dragón...¿es usted?—Preguntó con cautela y muy esperanzado.

—Sí, soy yo. Atardecer.—Mis palabras solo salieron de mis boca tratando de ocultar el temblor en mi voz.

Eso debería ser molesto, extraño, ridículo para una persona como yo, sin embargo no me parecía nada de eso. Esto se siente muy familiar para mí.

También ya había pensado que Jaden, es una calidad y muy radiante puesta de sol e inigualable atardecer por sus colores vibrantes, pero lo principal son sus brillantes ojos rosa lila. En ocasiones también es impetuoso, sin embargo eso es parte de su encanto.

—Tardo mucho.—Un suspiró de alivió se escabulle de sus agrietados labios.

—¿Te preocupe?—Con su mirada adolorida se agachó a la misma altura de Jaden.

Lavi empezó a purificar ese cuerpo que tarde o temprano terminará por morir para siempre, el solo pensar e imaginar eso, la cueva tembló al igual que las olas del mar de allá afuera, se levantaba a niveles abismales.

Nadie a podido navegar en barcos de pesca, o ir a disfrutar de un día solía en la playa, porque todo parecía el fin del mundo por el cambio del pronóstico en cuestión de segundos. Pero, el clima oscuro como si ya va a llover sangre negra es el que más perdura en ese cielo que ha dejado de ser azul desde hace unos meses.

—Sí.—Deja caer su mano sobre la de Lavi.—Eres demasiado hermoso, temo que te capturen o alguien te robe.—Bromeo pero sus palabras también tenía un toque de verdad.—...Para.—Mordió el interior de su mejilla.—Sigues sacudiendo este lugar, terminará por caernos en cima...si alguien va a morir, ese seré yo...

—¡Noo!—La cueva terminó por sacudirse todavía más.—No...digas que morirás.—Suplicó con su voz rota, al mismo tiempo que allá fuera empezó a llover.

Era como si expresará sus emociones las cuales no entendía atraves de sus poderes, haciendo sacudir al mundo marítimo y humano.

—Sigo encontrado una manera...

—Lavi.—Lleva las manos del dragón a su demacrado rostro.—Es momento de rendirnos.—Sonríe con tristeza.—Gracias por salvarme de ahogarme, sé que eres un magnífico dragón, pero no eres omnipotente. O, ¿sí?

No quiero seguír lastimando a un ser tan bueno como él, desde un principio debí morir, eso hubiera sido mejor así, mi corazón no dolería y mucho menos me obligaría a reprimir mis sentimientos por este dragón, sentimientos que han empezado a sofocar mi pecho.

¡Eres el padre, hazte responsable!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora