Yo sólo se que la amé y que parte de mi se ha ido con el viento de la mañana, esa que roza sus cabellos matutinos cuando viaja en el bus. Si dicen que de amor no se muere donde quedó mi arte, mi acuarela, tal vez regado entre la cocina o en la gaveta de la sala donde yace inerte el acorde que mis entrañas.
Yo sólo se que nadie la amará como yo la amé y que cada paso en el infinito está escrito con letras del dulce sabor de amor, amor con los ojos cerrados, amor con el corazón. Hoy mi cofre parte al balneario de Barranco, donde los suspiros fenecieron !Que se lleven las olas mi cofre y parta al ancho mar de lo que no es!
Yo sólo se que es feliz y mi sonrisa es que sea feliz con el regodeo de su presente, me marcho de la ajena felicidad, pasitos sin mirar atrás !Que se lleven las olas mi cofre y parta al ancho mar de lo que no es!
Tomaré asiento en el piano y que brote el arte, las acuarelas del paisaje, la sonrisa noble, el pleno verso de la nueva mañana, hoy tengo una cita en el cielo.
Cerraré los ojos una vez más, como aquella mañana cuando mi cuerpo era infante y la brisa del viento era constante sobre mi cabello despreocupado por las vanidades de la vida, recostaré mi cabeza sobre el sofá y despertaré en el jardín del cual no quise salir, vivir dibujando estrellas, carros y fantasías; pero será mediodía para que me recojan y seré feliz, jugaré aunque mis rodillas estén tan llenas de heridas.
El sol ha salido una vez más, pero, tan alto está que las nubes no la hacen notar, volaré al infinito cielo para verlos una vez más, ellos son y serán, algún día los volveré a encontrar, tomaremos un paseo sobre las nubes y seremos felices de verdad.
Dibujaré en el firmamento un millón de estrellas, he aquí el mundo está lleno de colores.
Cerraré los ojos una vez más, mi zapato marrón esta debajo de la escalera, mi tonka esta nuevo y me pondré a jugar, la casa es una estera, un fortín de sueños, un refugio contra el frío de esta ciudad...
Abuela, dejadme dormir en tu regazo y no me dejes despertar, abuelo enséñame a tocar las armonías del cielo; madre, dime que el tiempo se ha detenido, que ellos están, que nunca se han ido, que el espacio es grande y volverán...Y estaremos todos en una mesa, como un viernes por la noche de diciembre de muchos años, los que quedamos en este mundo de maldad, pediremos perdón y no nos volveremos a amargar...
Cerraré los ojos una vez más, aunque mas rato, tenga que despertar...Algún día pasearemos por La Punta, cerca a la orilla, donde las aves mueren al olvido y se llevan las cadenas de la esclavitud hasta lo profundo del mar, simplemente todo es cuestión de imaginar, ver la gente pasar por el parque, caminando sobre las piedras y el mar, contemplando las constantes heterogéneas de tu difónica voz que se pierde en el silencio...
Algún día yo seré parte de las nubes y vuestra silueta parte del brillar, algún día nos esconderemos y estaremos en lo profundo del mar...
Algún día yo seré voz y no silencio y pasearemos por La Punta sobre la orilla del mar...
Un nuevo tiempo...
Que se haga la voluntad de Dios.