Guárdame en la silla de tus recuerdos, cuando tus cabellos sean blancos, y cuéntales a tus nietos que fuimos historia en la ciudad de los recuerdos...recuerdos de una velada en la fantasía de mis sueños, que se pierden o se alejan por el noctambulo circuito de la paz...
Oh! llama del desierto, que te prendes en las mañanas como fuego ardiendo, que das calor e incierto, dame un minuto sobre los tiempos y abate de mi el claustro invernal de mi congoja...
El silencio es el acorde del tiempo, y las cortinas la suave brisa de los cabellos, que acompasan la melodía de los cavilares, un jueves por la noche frente la ciudad de las luces...
Dichosas las pestañas que posan tus abriles, y reparten el brillo del sol sobre tu rostro terso como el algodón del campo, dichoso de verte en la memoria y ser parte de tu historia...
Oh! Princesa de fantasía?
Guárdame en la silla de tus recuerdos, cuando tus cabellos sean blancos, y cuéntales a tus nietos que fuimos historia en la ciudad de los recuerdos...recuerdos de una velada en la fantasía de mis sueños, que se pierden o se alejan por el noctambulo circuito de la paz...
Pacientemente miro el cielo con las nubes en el pecho, mi velada de diciembre, y conecto el tácito verbo con tu sustantivo que se adjetiva tu destreza al embelesar...
Guárdame en la historia de tus tiempos y sea escrito mi nombre en tu libro para siempre, sea que llore contigo o ría para siempre en el jardín de la casa...
Guárdame en la tacita de tu café cuando estudias, de tu desvelo cuando miras el techo cuando no duermes, guárdame en el infinito de tu finito, plácido recuerdo enajenado por los momentos...
Nada es perpetuo como el toque sedoso de tus manos en mi distancia, son como notas adheridas a mi nostalgia, son como anacronismos en lo real, eso somos, eso soy, fantasía en tu desvelo...