Quizá nadie mire las estrellas del firmamento, como aquel sábado bajo el tierno sustento de aquellas avez que pernoctaban sobre las montañas y que subían mirando las frías mañanas, perpetuas de nostalgia poética existente como en las esquinas o veredas de la ciudad.
Quizá estén viajando a lo lejos como aquellos días complejos, seres inertes en estancia matinal que alumbran el lado mas trivial de memorias vitales para vosotros y lapices para poetas errados de verdad.
Quizá, quizás tu, quizás yo, quizás aquellos, quizás.....
Pasaré sobre las cortinas de las montañas, ya conozco el sentir de la brisa las mañanas donde se conjuga el sol sobre alegría para sentar distancias sobre fantasías, que perduran segundos sobre las mejillas para ser brotadas en campos armónicos.
Pasaré como aquella vez y reposaré sobre la vereda aunque la puerta de colores este cerrada vale la pena mirar el cielo 31 veces como lo he visto pasaré a la distancia, tan cerca como lejos.
No creo ver la ciudad como ayer, no creo navegar, pasear, visitar, las campanas primaverales, si aun
el invierno permanece sobre este lugar, aunque se disipe, aunque en la letanía de su concierto, el sol
este tan radiante que ayer. Por eso, pasaré y miraré tu ventana, aun sea de madrugada o media madrugada pasaré pues el invierno no muere y la primavera abre paso a lo venidero como lo ayer, como lo postrero....
Sobre vuestros ojos el eterno romance florece, como el arco iris radiante merece, de eternas palabras navegantes, de versos ocultos aspirantes a formar el jardín que sembré para vosotros.
He caído sobre las pupilas primaverales, e sembrado semillas entre los rosales, carentes de lluvia, de la garúa perpetua sobre la ventana, como cuando escribes memorias y no vez el futuro, cómo cuando respiras y cierras los ojos para juntar los deditos sobre la mesa que vio un par de estrellas que se esconden sobre el mar del cielo...
Explicaré la fantasía enclaustrada en dialéctica verbal conjugada, de memorias nocturnas y frases vivientes acopladas a rimas inentedibles para simples caviladores que se asustan y viven en temores.
Se ha comportado las gaviotas solemnemente tranquilas que se llevan el arco iris sobre mis pupilas, la navegante historia aun no cerrada por el miedo de ver las facciones tiernamente extrañas.
Oh, detrás del balcón hay escaleras inconclusas que denotan el sentido, la verdad que rehúsas
como cuando garúa y te escondes, como cuando me muestro y no garúa.
Somos nubes que navegan en el firmamento, que chocan y se dispersan con el viento, somos miradas que se pierden bajo el asiento, de sonrisas matutinas y acordes navegantes de una suave voz disonante, que al cerrar los ojos transportan a los acordes a su máxima expresión vital resonante y aun sea de noche o de día, somos poesía bajo la travesía de un viejo baúl de literatura urbana; he abierto el libro de memoria y traigo lapicitos gastados al rincón de la poesía, al rincón la poesía, al rincón de la poesía.
Un lápiz, una hoja y un café...memorias matutinas, noches futuras, matutinas noches y...
Puede haber caminos sobre el aire? que lleven lejos el desaire, que conjuguen palabras en hechos
y saquen del viento provechos? puede haber silencio en el sonido? y sentir las gotas de la primavera como si no estuviera? se van y regresan, regresan y se van.
Oh, tal vez me abrigué mucho en este invierno que aun así siento el calor tierno del palpitar madrugador sobre el techo dando sonidos en bemoles o sostenidos como relojes como latidos, confusamente perdidos en la mente y aun así queda la simiente de lo que somos...