Y me perdí en el horizonte de tiempo, para caer en la amorfa ciudad de la gravedad, que deformaba el espacio de manera curvada, no soy cuanticamente perfecto, tengo una desviación estándar en mi afónica voz que describe ecuaciones diferenciales respecto a la posición de los recuerdos, pero no oyes mi voz, se pierde en el vacío de los recuerdos...
A veces pierdo mis cálculos para derivar tu sonrisa, pero me integro en la soledad del camino, soy parte del espectro electromagnético, soy una longitud de onda, un color en tu arco iris, un desconocido en tu memoria...
He partido para medir mi distancia, y calcular los vectores hacia tu fragancia otoñal, eres constante en tus velocidades pero frágil en tus manos que piden protección..
Partí desde una ciudad lejana para buscar sedación en las praderas de este campo, he mirado el perfil de sus encantos y me quedo para ver que lo que no existe, lo efímero, lo tácito, mi enajenación hecha poesía...
Enajenado por la distancia...
Cuando desaparezca el sol, reposaré mi cabeza sobre la posada que abrigó la verbena que brotó en primavera, y partiré a la ciudad del olvido, donde llegaré a la meta, para preterir la añoranza cuasi reflejada en las crónicas bucólicas de mi destierro...
Enajenado por la distancia...
Bien merecido tenía el frenesí verbal que alteró el mundo bajo el buen rumbo, calla y enmudece el silencio de mis tiempos, calla y enmudece, bien merecido...
Enajenado por la distancia...
Mañana tu, mañana yo, algún día seremos estrellas en el firmamento, luces para la luna, pasos en la oscuridad, pero pasa la vida y nos hacemos memorias, tu vives, sonríes y yo...
Enajenado por la distancia...
El arco iris del campo navega en las sonrisas, de un mundo perdidos en sus siniestros...
Enajenado por la distancia...
Amanece un nuevo día y anochece otro, unos despiertan, otros duermen, el tiempo es un fragmento sobre mi cabeza.
Unos ríen otros lloran, alguien calla otro habla, el tiempo es un fragmento sobre mi cabeza.
Enajenado por la distancia...