A veces mirar las nubes es un concierto de majaretas, para el mundo formal o para los que no sueñan en rimas; soy el ultimo de los pocos que dibujan sobre la arena, el reflejo de las estrellas cuando reposan sobre los ojos de los que se desvelan...
Así es, así será, el camino es extenso sobre la vereda de los tiempos, nadie dijo que me sentaría en la silla de los reflejos para ver la tácita faceta de los anatemas y compartir el pan sobre la mesa de la casa ambigua...
Así es, así será, tocamos las puertas de las calles y nadie abre, se cierra el telón de la vida y todo vuelve a ser normal, me refugio en las cortinas de la casa ambigua y ocluyo las venas en su fenecer yaciente...
Así es, así será, yo corro ustedes caminan, vosotros miran, yo duermo. El antagonismo escénico de la vida, como un cordial saludo a vuestra despedida...
Madre, vuestra voz es tenue en el firmamento y tu eco se hace lento en mi concierto auditivo matutino. Madre, acaricia mi frente y dime que mañana somos luces sobre los faroles, que alumbran el camino extenso y no perturban las puertas de las calles. Madre, sonríe en lo nublado del día y siéntate, el café está servido y parlemos la dulzura de este trago amargo...
A veces la bitácora de mi viaje se conecta con las latitudes del espacio, donde vuela la imaginación y donde vuelo a ser niño otra vez, hoy volvemos a vivir, hoy volvemos a sonreír, mañana eres tú la poesía, ayer seré punto y aparte...
A veces tiemblo cuando tocan la puerta sosegadamente, es círculo convexo por el yerro de la mente. A veces compartimos ideas sobre la pizarra y la calle es el pupitre donde aprendo a cavilar si octubre es diciembre o diciembres es junio...
El cielo está nublado, está muy lejos, las aguas del firmamento destilan la esencia de la lluvia, como la taciturna noche poética sobre el balcón de las escaleras sin luces, que fenecen en el viento, permaneciendo en el silencio agudo de vuestras cuerdas vocales, declamando sin ver el arte coral, pero dibujando sonrisas en el cielo. Vuestra paz es mi paz.
Si saliese el sol una vez más, mis coordenadas serían vuestras latitudes y mis tiempos, las caricias de los vientos, pero pareciera que el viento es indocto a la muerte y el tiempo, el arrullo de la vida.
Tal vez acaricie el mar desde una fotografía en la profundidad del océano, ahogándome en el paisaje de las olas, o tal vez junte una tácita respuesta en mis reflejos verbales, para conjugarlas sobre los sustantivos y dar forma a la oración elocuente, la voz de los inocentes.A veces me pierdo en el silencio de los acordes...