Parte 39: Tácito

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Oh invierno perpetuo... donde estas? donde te ocultas? Déjame mirar la garúa de tu desvelo y lo nublado de tus ojos, esa brisa fría que me acoge cuando salgo de casa y pasea por mi cabello.

Pareciera lejos tu llegada, es como si se detuviera el tiempo entre los días, sentado vi el mar y el mar se lleno mi estoicismo. Mañana veré la lluvia caer sobre el techo de casa...

Sobre la tácita mesa de casa, frente a la pared donde escribía garabatos, tengo una taza de café caliente para este caluroso verano, me refresca  para no agobiarme ante la añoranza de un invierno perdido entre las hojas de mis escritos memoriales...

Voy a lacerarme el cuerpo de poesía, para respirar el océano de tu partida y navegar entre las olas del recuerdo magistral de la Venecia que nos vio caminar. El cuerpo se abate ante el tiempo indocto de tu parecer,  hoy mismo ya empiezo a desfallecer...desfallecer? 

Tal vez sea así, el momento de yacer en los algodones del infinito y mirar la película de nunca acabar, contar cada grano de la arena del mar y pararme al terminar...

Tal vez el mundo se halla acabado o tal vez el tiempo se durmió en su cajita para no ver como se pierde los minutos al cerrar los ojos por la noche...

Lo que no se entiende se entenderá...

   

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