Crecer

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En esos instantes, Norman podría describirse perfectamente como un muerto viviente. Sus ojos veían al frente pero no enfocaban ni al profesor ni a la pizarra, su barbilla reposaba sobre la palma de su mano, su boca entreabierta, pero de alguna forma milagrosa, sus oídos percibían lo que pasaba a su alrededor, así que no estaba del todo perdido en la clase

Como una alarma, el sonido del timbre retumbó en todo el salón, perforando sus oídos y golpeando su cerebro para obligarlo a espabilarse. Todos los estudiantes recogieron sus cosas y empezaron a salir en manada del aula. Norman se tomó su tiempo de guardar sus cuadernos y colocarse sus auriculares, puso Ghost in the mirror de Motionless in white y salio del salón a la par que empezó la música

Tuvo que hacer un esfuerzo por no arrastrar los pies al caminar hacia la salida de la universidad, encontrandose con la muchedumbre de estudiantes, ignoró todo su entorno y se enfocó en la música hasta que llegó a donde tenía amarrada su bicicleta, no espero nada ni a nadie y se fue pedaleando con calma

En el camino a casa tenía que pasar por la calle del árcade. Al pasar, distinguió a unos niños saliendo del lugar, empujandose y riéndose, sin preocupaciones

Que envidia

Pensó en medio de una risa perezosa, antes de seguir su camino

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Kubo suspiró exhausto mientras se quitaba el casco, con extrema pesadez se quitó los gruesos guantes. Sintió un par de palmadas en su hombro, volteó para encontrarse la mirada verdosa del teniente

––Lo hiciste bien chico––el bombero castaño sonrío hacia él menor

––Gracias, teniente Haddock––respondió antes de que este se alejará

Luego de guardar su uniforme y buscar sus pertenencias en el casillero, se despidió de los superiores y salió de la estación con los otros reclutas. Se despidió de sus compañeros y empezó a caminar por la acera hacia el departamento que compartía con los chicos

Por el camino, vio en la entrada de un parque, a un guitarrista tocando una melodía bastante movida, y cerca de él, a dos jóvenes bailando torpemente, pero riendo, sin importar las miradas ajenas

"––¡Me van a hacer vomitar!––entre la queja no dejaba de reír

––¡Pues lo valdrá!––

––¡Pero vomita para el otro lado!––

Y los tres tontos seguían riéndose mientras giraban, y él los veía sin dejar de tocar, riendo para si mismo"

Rió levemente mientras se metía las manos en los bolsillos y retomaba su caminar

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Huevo tarareaba mientras Counting Stars resonaba en su audífono izquierdo, terminó de acomodar las herramientas utilizadas y se estiró para quitarse el dolor de su espalda baja, provocada por estar encorvado tanto tiempo revisando engranajes

Tomó su bolsa en la repisa a sus espaldas y salió por la puerta que daba a la parte principal de la tienda, encontrandose con su jefe anotando cosas en unos papeles

––Hasta el lunes, señor Maurice––le dio un corto abrazo al inventor antes de alejarse del mostrador y caminar hacia la puerta

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