Lo que no volverá

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Bien dicen que la realidad da los peores golpes

Los años dorados de la niñez a los que tanto ansiaba regresar. Más que nunca quería volver a ser el niño ingenuo que podía ver con ambos ojos. Le resultaba irónico, antes tenía la visión completa, pero era totalmente ciego a la realidad

Quería volver a cuando todas las piezas encajaban. Quería volver a oír a su madre y su abuelo tocar y a su padre narrar historias. Ansiaba volver a pasar fines de semana completos con sus tíos, volver a esas exhaustivos pero divertidos entrenamientos con sus tías. Extrañaba compartir almuerzos con su abuela, oír como contaba por sexta vez la misma historia y oír su cálida risa al decirle "ya me contaste esa, sobo"

Dios, extrañaba con cuerpo y alma a sus primos; hacer travesuras con los gemelos, jugar al samurai y la princesa  con Mari, compartir anécdotas y sacarle sonrisas a la inexpresiva Mitsuki

Cuanto añoraba los recuerdos felices, el pasear por el pueblo en las tardes, jugar en los campos de bayas, honrar a sus ancestros y tradiciones en su tierra

Cuanto anhelaba volver a ser un niño y compartir con su familia completa otra cena

Pero solo eran recuerdos, memorias nostálgicas que se reproducían cual película frente al único ojo que poseía

Lo más raro era que ahora veía con más claridad su entorno. Podía vislumbrar con tristeza el escenario completo, la verdad

Nada de lo que fue su infancia feliz, iba a regresar

Lo único a lo que podía aferrarse eran sus recuerdos, que por ese momento, más que provocarle consuelo, le llenaban el pecho con un dolor desgarrador, que solo podía expulsar de su sistema a través de las lágrimas de su ojo izquierdo

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