Impotencia

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Despertó al reaccionar sus sentidos a una corriente violenta que sacudió sus nervios. Cuando quiso exhalar por la boca se sintió ahogada, dándose cuenta de la mordaza que tenía puesta. Atinó a respirar apresurada y pesadamente por la nariz. Intentó moverse para tantear su entorno pero nada se movió, al voltear a sus extremidades se las encontró encadenadas. Estaba de rodillas en el suelo, amordaza, encadenada, aterrada y confundida

Su respiración se aceleraba gradualmente con los segundos, presa de la incertidumbre, ni siquiera recordaba que pasó antes de despertar

Entonces algo le hizo enfriarse. ¿Dónde estaban los chicos?

Aún encadenada, hizo movimientos bruscos para intentar ver algo más allá de la oscuridad, llamándolos entre gritos ahogados. La única respuesta que recibía era el silencio

--¿Tienes miedo?--le preguntó alguien entre la oscuridad, haciéndola callar y voltear bruscamente

Al distinguir esos botones negros y esa sonrisa, la embargó el coraje

Coraline le gritó a la Beldam casi cinco maldiciones en menos de diez segundos, sin importarle que sus palabras no se entendieran debido a la mordaza. Su cuerpo ya no temblaba por el miedo a lo que pudiera pasarle o el dolor de sus heridas. Temblaba por la ira

La bruja rozó sus dedos metálicos contra su mejilla derecha, mantuvieron un tenso silencio, el negro se veía burlón y el ámbar con sed de sangre. Tras unos segundos la bruja le quitó la mordaza, y lo primero que la peliazul hizo en cuanto su boca estuvo libre fue escupirle a la Beldam en el rostro

--¡SUELTAME DESGRACIADA!--exclamó mientras se retorciá entre sus ataduras, sin importar que le doliera, lo único en su mente era el deseo que de arrancarle los botones de la cara a la bruja ella misma

Contrario a lo que pensó, la Beldam no reaccionó con hostilidad, solamente sonrío, perpetuamente. Al verla en silencio, Coraline empezó a sentir verdadero miedo por lo que sea que tuviera planeado

--Claro que te soltare...--el ente se movió a su alrededor, cual depredador al rededor de su presa, hasta que quedó de pie detrás de la chica, fuera de su alcance de visión--...para que puedas llevarte sus cadáveres--la malicia era poco para describir como hablaba

La pecosa sintió su pulso detenerse ante lo que oyó--¿Qué?--murmuró en un hilo de voz

La bruja soltó una risa, maníaca y estruendosa que la peliazul sintió en cada fibra de su ser, y tras la risa del monstruo, la luz se hizo en aquel espacio. Revelando ante Coraline el escenario de sus peores pesadillas

Varios metros abajo, en un laberinto con trampas y monstruos, se encontraban sus hermanos dispersos, huyendo y peleando para salvar sus vidas

Su sangre hirvio de la rabia y su corazón se agitó con miedo, mientras su voz se oía colérica y desesperada

--¡HIJA DE PUTA! ¡DEJALOS EN PAZ! ¡TU PROBLEMA ES CONMIGO!--con esfuerzo pudo voltear a verla, encontrandose con una sonrisa carente de emoción y esos botones brillantes, era la expresión de un perfecto psicópata

--Oh!, claro que el problema es contigo querida, ¿por qué crees que estoy haciendo esto?--habló con una inquietante y tenebrosa voz dulce, que la hizo agitarse cual animal enjaulado entre sus ataduras por la impotencia

--¡TE VOY A MATAR MALDITA! ¡DESATAME Y VERAS! ¡SI NO ERES COBARDE QUE SEA ENTRE TU Y YO!--

Pero la Beldam no le respondió, se esfumó entre la oscuridad, dejándola sola para escuchar los gritos de sus amigos

Al voltear nuevamente hacia el laberinto, las lágrimas empezaron a brotar y su voz a temblar

––¡No no no! ¡CHICOS!--con desesperación los llamaba y se movía, pero solo conseguía incrementar el dolor que le causaban sus ataduras--¡NO LOS LASTIMES! ¡POR FAVOR! ¡MATAME SI QUIERES! ¡TORTURAME! ¡HAZ LO QUE QUIERAS CONMIGO! ¡DEJALOS IR!--gritaba al aires mientras los sollozos se mezclaban en sus súplicas

Sus súplicas nadie las oía, los llamados desesperados sus amigos no los escuchaban, el único testigo de aquella impotencia era la oscuridad, y nadie más que el piso sentían el dolor de sus lagrimas









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¿Alguien sabe invocar espíritus? A ver si invoco a Simon Bolívar pa que atormente Y MATE A ESTOS MAMAHUEVOS Y A TODOS LOS JALABOLAS CHAVISTAS DE ESTE PAÍS

Ok, perdón

No se extrañen si de pronto todo lo que escribo es melancólico o triste, la impotencia de ver todo lo que ocurre en mi hogar es horrible, y escribir siempre ha sido una forma en la que puedo drenar algo de mis emociones

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