Herencia

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¿Por qué? ¿Por qué siempre era su culpa? ¿Por qué siempre era el malo?

¿Por qué lo intenta? ¿Por qué tiene que salvarlos? A un pueblo y a su gente que jamás lo han querido

––Tienes que dejar tus cosas raras y empezar a vivir en el mundo real––la voz de su hermana lo irritó más de lo usual

Su piel se erizo, sus dientes se apretaron tan fuerte que pudo romperse alguno, y sus ojos antes calmados vieron a la mayor con ira, mucha ira

––¡TODOS EN EL MUNDO REAL ME CONSIDERAN UN FENÓMENO! ¡Y TAL VEZ TENGAN RAZON TAL VEZ SOY UN FENÓMENO!––

Tal vez su tío se equivoco, tal vez no tenía que hacerlo, tal vez debía dejar que la ira de la bruja consumiera a estos ignorantes ingratos

¿Por qué siempre debía recibir lo malo y las sobras? ¿Por qué debía dar la cara e interceder en un castigo que no lo correspondía?

¿Por qué debía adaptarse y entender el mundo real? Cuando este solo lo condena todos sus días por simplemente existir

Sus nervios vibraban bajo su piel con un coraje que nunca había sentido, su garganta ardía con el veneno de sus palabras, y sus ojos ardían en frustración

Algo de lo que no se percató, pero que los demás sí, era que su frustración resplandecía en un enfermizo tono de amarillo

––¡YO JAMAS PEDI QUE ME AYUDARAS ASI QUE LARGO!––

Neil se estremeció cuando el timbre de voz del castaño cambio abruptamente, resultando más grave de lo habitual. Las luces de las lamparas alrededor de Norman se intensificaron, a la par que el resplandor amarillo de sus ojos se hacia más brillante

Courtney retrocedió con inquietud al ver que la expresión de su hermano se hacia cada vez más tensa y el resplandor de las lamparas no mermaba

––¿Norman...?––

––¡VAYANSE!––sus brazos se movieron hacia ellos, su voz se distorsiono en matices rabiosos, y sus ojos brillaron con cólera

Las lamparas de los estantes brillaron tanto que Courtney pensó que se quedaría ciega, y tras unos segundos, la lámpara en la mesa a la izquierda de la sala se rompió, sobresaltando a todos en el lugar, incluido al propio Norman

El muchacho respiraba de manera pesada, como si volviera a respirar después de estar mucho tiempo bajo el agua, parpadeaba reiterada y rápidamente tratando de calmar el ardor que hasta ahora no había sentido en sus cuencas; volteó la vista hacia su hermana, su corazón cayendo hasta su estomago al ver como le miraba, no era burla ni molestia

Le veía con miedo

La rubia no podía articular palabras, demasiado pasmada por lo que presenció, preocupada y asustada al ver que aunque Norman seguía parpadeando rápido, el amarillo de sus ojos no terminaba de desaparecer

Todos salieron de la sala, dejando al muchacho solo. Con el corazón pesado, la mente revuelta, y ojos llorosos y azules

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