21_ ADIÓS MAESTRO

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Era una mañana tranquila con un día soleado y alegre, Anyineeku sentada en el jardín pintaba diferentes paisajes en uno de sus lienzos puesto que esta era una de sus actividades favoritas y debido a su trabajo como cazadora y más de pilar ya no tenía tiempo para esas cosas. Sin embargo no pasaría tanto tiempo para que ese día que parecía perfecto se tornara en uno muy oscuro.

Danaichiko volaba por los alrededores de la finca en busca de su dueña Anyineeku para darle una amarga noticia. Cuando finalmente la encontró en el jardín trasero se posicionó al lado de ella para comenzar a hablar.

—Danaichiko-kun que gusto verte por acá, dejame adivinar tengo una nueva misión... —comenta Anyineeku mientras miraba concentrada la pintura que estaba haciendo.

—An-..Anyineeku-sama
—tartamudeaba el cuervo haciendo que la chica lo mirara con una ceja arqueada.

—¿Es lejos de aquí la misión o por qué no dices nada?
—interroga ansiosa aún pintando.

—Kyojuro Rengoku fue asesinado por la tercera creciente, esta madrugada...

Tras escuchar eso, el pincel que sostenía Anyineeku hace un mal trazo y se le cae al suelo, comenzando a sentir un profundo dolor en el pecho y temblando por la noticia.

—Da... Dana-... Danaichiko-kun... Porfavor dime que esto no es cierto, dimelo porfavor —pide con voz entrequebrada y sosteniendo a su cuervo.

—Kya, temo decir que es cierto...

Anyineeku arrojada en el piso empieza a derribar lagrima tras lagrima hasta hundirse en un profundo llanto lleno de melancolía y tristeza, su cuervo que la seguía acompañando miraba la situación con ojos apenados.

Unos instantes después llega Shinobu junto con Kanao quienes habían ido de compras y guiadas por Danaichiko, encontraron a Anyineeku llorando desconsoladamente.

—Veo que ya supiste la noticia... —señala Kocho con nostalgia y arrodillandose para abrazar a su novia... —Mi cuervo nos contó en el mercado lo sucedido, lo lamento mucho mi amor.

—Ay mariposita, mataron a mi maestro, lo mataron, esos horribles demonios se salieron otra vez con la suya... lo mataron —lloraba atacada y abrazando a Shinobu.

—Lo sé... Parece que siempre tendremos que vivir con esto
—protestaba molesta pero también con varias lágrimas en los ojos pues el maestro Rengoku siempre fue un pilar querido por todos.

—¿Recuerdas que le dijimos que tuviera cuidado en esa misión del tren infinito?, algo dentro de mi me avisaba que podría haber problemas...—explica Anyineeku conteniendo sus lágrimas.

—Si lo recuerdo... —menciona triste y abraza más fuerte a una muy decaída Kahashima.

—No puede ser... *intenta tomar aire, ya que debido al llanto se le estaba costando respirar*,
—Senjuro-kun, él debe estar destruido tras saber lo que le pasó a su hermano -habla tragando saliva y llorando en el pecho de Shinobu.

—Si quieres podemos ir a visitarlo para estar con el en su duelo, creo que ambas sabemos que es perder a nuestros hermanos mayores... —sugiere la pelimorada con igual tristeza que su pareja.

—Tienes razón, el pequeño necesita de alguien y la verdad no creo que su padre sea de mucha ayuda... Así que si, será mejor ir a visitarlo.

Se ponen de pie nuevamente y empiezan alistarse para ir a la finca Rengoku, pero justo en ese momento llegan Tanjiro, Zenitsu e Inosuke, totalmente debilitados y siendo cargados por unos Kakushis, ya que estos tres habían acompañado al maestro Rengoku en la misión del tren infinito y ya vimos que las cosas no salieron nada bien.

De inmediato las pilares, preocupadas por como se encontraban los tres jovenes, les piden a los Kakushis que los acuesten en las camas y de allí pasar a hacer las curaciones necesarias.

Una vez que los muchachos fueran vendados y dejados durmiendo en las camas, Anyineeku y Shinobu parten rumbo a la finca de los Rengoku.

Cuando llegan pueden notar como un pequeño Senjuro esta de rodillas y derramando unas muy tristes lágrimas. Esto rompería aún más el corazón de Anyineeku quien con lágrimas en los ojos se tiraría hacia donde esta el menor.

—¿Anyineeku-chan?...Veo que si estas aquí es porque ya te contaron lo que pasó con mi hermano.

—Así es pequeño Senjuro, mi cuervo me contó todo, y de verdad me duele profundamente su pérdida, tu más que nadie sabes el aprecio tan grande que sentía hacia Rengoku-san y también me da mucha tristeza ver tu cara llena de lágrimas
—solloza melancolicamente y lo abraza.

—Estoy seguro que mi hermano dió todo de si hasta el final, el siempre tuvo mucha determinación —se lamentaba el menor mientras se mantenía aferrado a Anyineeku.

—Por supuesto, el maestro Rengoku era un hombre con una fuerza de voluntad inquebrantable, de eso no hay duda... Ahora dime pequeño Senjuro, ¿Qué quieres que hagamos con el cuerpo?

—Primeramente quiero que las personas que éramos más allegadas a él le hagamos un funeral para despedirlo dignamente y después que sea enterrado en la montaña Kaikoma, donde fue enterrada mi madre.

—Me parece una buena idea, Senjuro-kun, entonces a organizar todo cuanto antes
—apoya la pelirosa y se pone de pie, a su vez Senjuro asiente y de igual forma se pone de pie.

Gracias al cuervo que acompañaba siempre a la familia Rengoku pudo reunir a los demás pilares para realizar la ceremonia de velación y dar unas palabras al difunto Kyojuro y concluir con el pequeño funeral que había organizado Senjuro con ayuda de Anyineeku y Shinobu.

Un momento amargo inundaba el patio trasero de la finca de los Rengoku, lágrimas salían de los rostros de los presentes hasta de las personas que parecían ser fuertes emocionalmente. Cada uno decía una frase emotiva y se acercaba al ataúd del pilar de la llama e iban dejando un rosa blanca encima de este.

La última en dedicarle palabras a Kyojuro fue Anyineeku, quien veía todo lo que estaba pasando con suma tristeza y lloraba en el brazo de Shinobu.

—Gracias por todo lo que hiciste por mi Rengoku-san, todo lo que soy se lo debo gracias a que creíste en mi, siempre vivirás en mi corazón como una de las personas más importantes en mi vida, como un amigo, un maestro y un hermano... —se quiebra en llanto y no termina de decir su oración.

Más tarde algunos kakushis se llevan el ataúd para enterrarlo en la montaña Kaikoma como lo había pedido Senjuro, todos veían a los kakushis alejarse con una notable tristeza mientras que se despedían internamente del señor Rengoku.

—Adiós, maestro, buen viaje hacia el paraíso... —Susurra Anyineeku con una cara de pesar.

Adiós, Rengoku....
























































TSUKI NO CHŌDonde viven las historias. Descúbrelo ahora