No Lie In His Fire

Capítulo 7

Vio a Emmy estacionarse frente a la casa desde la ventana, mientras terminaba de amarrarse los tenis. A pesar de ser verano, la noche seguía sintiéndose fresca. Antes de salir, se enrolló en el cuello, como siempre, la bufanda de Louis. Para este momento, no era lo único que tenía de él. Había revisado de arriba a abajo su antigua habitación, muchísimas veces, cuando se quedaba solo en casa. No se sentía orgulloso de eso, pero tampoco se arrepentía. Era lo más cercano que había estado del alfa en meses. Muchos meses. Ahora guardaba, al fondo de su clóset, una latita de Altoids que había encontrado en un cajón, en donde había ido metiendo sus tesoros: un encendedor vacío, una tarjeta del metro, un condón, una pulsera tejida, un pin de The Killers y un post it amarillo doblado con la frase "Sex on fire", sin ningún otro contexto.

De alguna forma, sentía que eran pequeñas pistas que lo guiaban un poquito más cerca de a Louis. Al final, aunque le perteneciera por completo, no conocía al alfa. Lo había visto una sola vez, habían intercambiado cuatro palabras y no había vuelto nunca más. Emmy le dijo que lo invitaría para su cumpleaños y, luego, que vendría, como cada año, durante la semana de pascuas. Pero Louis no volvió. Conocer aunque sea un poco de él, era lo único que le quedaba.

Había googleado, también, la frase "sex on fire" sin saber qué esperar, descubriendo que era una canción de una banda, Kings of Leon. Escuchó todas sus canciones y, también, todas las canciones de The Killers. Las escuchaba todo el tiempo, mientras iba en el autobús, mientras hacía sus tareas y antes de dormir. Se había acostumbrado a imaginar que, tal vez, Louis también estaría escuchándolas y, en algún momento, podría sonar la misma canción, al mismo tiempo para ambos.

"Someone like you and all you know and how you speak"

También había leído muchos de los libros que Louis había dejado en su librero. Al principio, los llevaba a su habitación uno por uno, regresándolos al terminar sin que nadie se diera cuenta. Un día, se le ocurrió pedirle permiso a Emmy de revisar si Louis tenía un libro que le habían pedido para la escuela y, a partir de ese momento, se le había hecho un hábito quedarse a leer ahí. Emmy estaba acostumbrada a encontrarlo dormido boca abajo en la alfombra, en el rincón lleno de cojines cerca de la ventana o en la cama, con el libro sobre el pecho.

- Perdón por tardar tanto en salir, Emmy, me quedé dormido. - Cerró la puerta con prisa, dejando caer la mochila al suelo.

- ¿Leyendo, de nuevo? - Preguntó Emmy, comenzando a conducir.

- Sí, olvidé poner mi alarma.

- No te preocupes, cachorro.

- Cuando... cuando vuelva Louis, te prometo que no entraré a su habitación. - Seguía preguntándose qué diría su alfa si descubriera que invadía frecuentemente su espacio.

- A él no le importaría que entres, Harry. Pero Louis no va a volver, pensé que tu papá te lo había dicho.

- ¿No vuelve?

Hizo la pregunta fingiendo patéticamente que no había sentido su cuerpo enfriarse de repente. Había estado soñando con el día en que Louis se mudara de regreso a Doncaster, como le había dicho Finn que sucedería. Estaba emocionado por poder estar cerca de él de nuevo. Esta vez, no dejaría que Louis lo ignorara, tendría tiempo para hablar con él, pedirle una explicación. O, al menos, pedirle que fueran amigos. Entendía que Louis estaba saliendo con alguien más, o no quería una relación con él. Probablemente, ni siquiera le gustaba. Pero estaba seguro de lo que había sentido al conocerlo y que Louis lo había sentido lo de regreso. Había esperado tanto a que volviera y, ahora, no lo haría. La mirada de Emmy le reveló que él no era el único con el corazón roto.

- No, Harry. Él decidió quedarse en Londres. ¿Recuerdas a Suri? La conociste en el súper hace unos meses. - Harry asintió en silencio, observando la mueca triste de Emmy. - Bueno, ella es la hermana menor de Zayn, el mejor amigo de Louis. Louis se mudó a su departamento hace poco y, bueno, al parecer consiguió un trabajo en la universidad.