Capítulo 13

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Las cosas con Alex, terminaron por no funcionar. El alfa quería amor y él, en el corazón, no tenía lugar libre, ni capacidad de hacer espacio para nadie, por más que lo había procurado. A pesar de que el alfa intentó convencerlo un par de veces de que se dieran una oportunidad, se le hacía injusto darle esperanzas para algo que nunca iba a pasar. Eran amigos, ahora, era lo mejor que podía ofrecerle. Ojalá hubiera podido enamorarse de él. Después de Alex, vinieron Brendan, Calvin y Domm, durante un par de semanas, uno tras otro. También salió casi dos meses con Evan, un par de veces con Farid e, incluso, por no quedarse con la duda, aceptó que Gaia, una alfa morena, con ojos grandes y piernas hermosas, lo llevara a cenar. Aunque era guapísima y divertida, después de masturbarlo en su auto, mientras le comía la boca, estuvo seguro que las alfas no eran lo suyo.

Lo sorprendía, de repente, el recuerdo de haberse paralizado del miedo la primera vez que las cosas "subieron de tono" con Alex, apenas seis meses atrás. Después de esa primera vez, mientras salieron, hubieron muchas otras veces en las que las tardes se convirtieron en recuerdos vagos de su cuerpo siendo acariciado, besado, mordido y apretado por el alfa, hasta tenerlo jadeando sin control. En el primer orgasmo que compartió con él, mientras sus dedos lo hacían temblar cada que los sentía entrar y moverse dentro suyo, lo invadió algo confusamente parecido al fuego que sintió la primera vez que vio a Louis. Definitivamente menos intenso, tal vez más superficial. Alex lo hacía sentir seguro, le aceleraba el corazón a besos y lograba que se viniera hasta no saber si su alma seguía dentro de su cuerpo. Se arrepentía un poco de no haber tenido sexo por primera vez con él, honestamente. El alfa siempre había sido amable y cuidadoso, preguntándole si estaba bien con cada movimiento. Pero no había tenido el corazón para aprovecharse de él de esa forma, sabiendo que él no sólo quería su cuerpo. Si no hubiera sido por Alex, tal vez no se habría atrevido a besar, tocar o sentir de la forma en la que lo hizo y siempre iba a agradecerle haber sido paciente y respetuoso, aun cuando, muchas veces, Harry suplicaba contra su cuerpo que le perdiera el respeto.

Con Brendan, todo fue estrictamente físico. Lo conoció en una fiesta, era amigo de un amigo de alguien de su escuela. Irrelevante. Se llevaron bien desde el primer momento, tenían química, disfrutaban pasar tiempo juntos, pero ninguno de los dos esperaba más del otro. Aunque su primera vez no fue la experiencia mágica que Niall le había contado, el alfa se había encargado de hacerlo venir de todas las formas que su inexperta mente hubiera imaginado, durante las breves tres semanas que salieron.

- No quiero que me anudes, Bren. - dijo Harry con firmeza. El alfa jaloneaba sus pantalones por sus piernas, mordiendo sus muslos.

- ¿Por qué? Tengo condones... - Harry sintió que era importante que lo tomara en serio, así que lo separó de su cuerpo, obligándolo a mirarlo a los ojos.

- Porque no, no quiero, no tengo por qué darte explicaciones.

- No voy a hacer nada que no quieras, Harry. Tranquilo.

La seriedad con la que lo dijo y la caricia reconfortante sobre su cadera, le convenció volver a relajarse y dejarse hacer. Mientras Brendan le recorría el cuerpo con los labios, el omega se propuso a apagar su mente y sólo dedicarse a sentir. Lo consiguió parcialmente. Un par de veces, entre jadeos, los ojos de Louis aparecieron frente a él y no pudo evitar comparar el calor que se regaba por su cuerpo, con el recuerdo del fuego que sabía que era capaz de sentir.

La primera vez que Bren estuvo dentro de él, entendió perfectamente lo que Niall le había tratado de explicar cuando le preguntó cómo había sido su primera vez con Oli, su ex novio. "Es raro, al principio se siente extraño, pero después se siente... ¿bien? No lo sé, todo está muy caliente y tiemblas. Te sientes lleno, como si fueras a explotar. Pero rico."

No Lie In His FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora