Capítulo 68

652 64 43
                                    


Tomó un trago largo, aun sin acostumbrarse del todo al sabor amargo y tostado. Después de 4 meses viviendo con Harry, de vez en cuando elegía café en lugar del té sólo por el gusto de compartir el hábito con su omega. A veces le parecía irreal que, en tan solo unos meses, su vida hubiera cambiado tanto. Después de tanto tiempo anhelándolo, lo tenía enfrente a él, con el cabello desordenado y expresión suave. Por las mañanas, parecía más dócil que en cualquier otro momento, hablando lento y con la voz adormilada. Su aroma se mezclaba deliciosamente con el del café.

- Me gustan las esposas, pero la verdad, me gustan más las cuerdas. Las marcas se ven lindas. - Dijo antes de meterse una cucharada de cereal a la boca, masticando lentamente. Se quedó un segundo viéndolo detenidamente y frunció el ceño. - Me dijiste que no te enojarías, alfa.

Louis se había mantenido en silencio, intentando controlar el tirón de celos tanto como podía. Evidentemente, no lo había logrado. Habían aplazado esta plática porque ambos tenían que sentirse completamente tranquilos y eso no había sucedido. Después de enlazarse, como era normal, se habían sentido bastante posesivos y hablar de lo que habían hecho en la cama con sus antiguas parejas sexuales, no hubiera sido la mejor idea. Sin embargo, el sexo cada vez se ponía más intenso y sabían que lo más responsable era hablar antes de continuar.

- Lo sé, lo estoy intentando. - Dijo, respirando profundo. - No estoy enojado, amor.

- ¡Te siento! - Replicó, rodando los ojos.

- ¡Lo lamento! Mira, no puedo evitarlo... así que sólo debemos seguir hablando. De verdad, todo está bien.

- ¿Estás seguro? - Preguntó, picando algunos cubos de fruta con el tenedor. Louis asintió con una sonrisa apenada. - Bien, pues eso. Cuerdas por encima de esposas. Nunca he intentado restricción completa, me daba ansiedad.

- ¿Es demasiado?

- Contigo, no. - Respondió, con una pequeña sonrisa. - Deberíamos hacerlo.

- ¿Qué otras cosas quieres intentar? - Su omega entrecerró los ojos, pensando en una respuesta.

- Uh, ¡ya sé! Siempre he querido jugar un poco con la asfixia... nada hardcore, solo con tus manos en mi cuello.

- Pensé que lo habías hecho antes... - Dijo, recordando los dedos de Harry alrededor de su garganta en un par de ocasiones.

- Aprendí, pero nunca dejé que nadie me lo hiciera. Antes de ti, no permitía que ningún alfa me tocara el cuello, ya te lo dije. - Explicó, inclinando levemente la cabeza hacia un lado. Como si fuera un imán, sus ojos volaron a la mordida adornando su piel. - Y todo bien con las nalgadas, pero no me gustan las fustas, ni los látigos. Tampoco las paletas, ni los cinturones. Sólo tus manos.

- Sólo mis manos, entonces. En tu cuello y en...

- En donde quieras, alfa. - Sonrió, pasándose las manos por el cabello. - ¿Qué quieras que yo te haga?

- ¿Edging?

- Me gusta, pero no siempre, sólo cuando me porto mal. - Respondió, guiñándole un ojo. - Pero ahora que sé que te gusta, me muero por hacerte sufrir un poquito.

- Si lo intentas, sólo ten en cuenta que me pongo un poco... malhumorado.

No se lo estaba imaginando. La voz de Harry había comenzado a sonar aterciopelada y su aroma parecía concentrarse en el aire. Por más que le provocara, no era buena idea detener la conversación.

- Pequeño, aun no terminamos de hablar. - Reprochó, intentando sonar serio.

- Ya, me porto bien. - Dijo, soltando una risita. - Emmm... sobre eso: me gusta ser bueno para ti, ya lo sabes, que me des órdenes y que empujes mis límites, pero no me gustaría nada degradante.

No Lie In His FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora