Harry había regresado a su vida con un enorme suéter lila y ojeras bajo sus ojos. Se había intentado convencer de que el cansancio se debía al viaje, pero él mejor que nadie sabía que le venía de dentro, le venía de ausencias y silencios. Aun luciendo agotado, se veía hermoso. El cabello le caía en rizos sueltos, enroscándose en sus hombros, mucho más largo que la última vez que lo vio. Las mangas cubrían parte de sus manos y terminaba viéndose suave y delicado con el color lavanda envolviéndolo.
El día había sido emocionalmente extenuante. Pusieron sobre la mesa un tema tras otro, ambos impacientes por dejar de sentir que seguía habiendo incertidumbre entre los dos. Se pidieron disculpas, se perdonaron, se explicaron y se acompañaron en el duelo que había sido sentirse tan lejos y darse por perdidos durante tanto tiempo.
Parecía mentira que, para cuando anocheció, Harry oficialmente se había mudado con él y se encontraban cenando en pijama, uno frente al otro. Compartiendo risas y bocados de comida, como si lo hubieran hecho toda la vida. Sus aromas mezclados y la serenidad que sentían en el pecho los mantenían relajados y contentos. Fue por eso que, cuando sintió la preocupación de su omega explotándole dentro, no supo qué sucedía.
- Es mam, Louis...
El pensamiento había cruzado su cabeza, por supuesto, pero pensó que tendrían más tiempo para tomar una decisión juntos. Mientras los segundos corrían, analizaba las dos alternativas: confesar su vínculo a Emmy y Finn justo ahora o mentir y ganar tiempo. Aunque detestaba la idea de ocultar a Harry, de ocultar el amor que sentía por él, la mueca angustiada de su omega lo convenció que merecía enfrentar la situación bajo sus propios términos.
- No tenemos que hacer esto ahora, pequeño.
- ¿Y qué le voy a decir? - Preguntó, sonando nervioso y afligido.
- Que sigues en Vancouver. Cuando cuelgues, podemos decidir cuándo y cómo queremos decírselos.
Harry pareció encontrar certeza en su respuesta y asintió. Se inclinó hacia él, buscando sentirlo cerca antes de contestar.
- Hola, Mam.
- Cachorro, ¿cómo estás? Intenté hablar contigo ayer, pero la llamada no entró.
- Ya, sí, disculpa. Salí con Ena y no me di cuenta que mi teléfono se quedó sin batería. ¿Cómo están ustedes?
Durante toda la llamada, Harry no dejó de jugar con su brazo, siguiendo distraídamente las líneas de sus tatuajes y acariciando su piel con la punta de los dedos. Louis escuchaba con atención sus respuestas, dándose cuenta de las diferentes inflecciones en su voz, especialmente cuando mentía sobre su ubicación y sus planes de volver. "Tal vez el próximo mes, mam" había respondido, con la voz ligeramente tensa.
- Podemos hacerlo cuando tú quieras, pequeño.
- Dios, no sé si quiero hacerlo nunca. - Se quejó, escondiendo el rostro en su cuello. Louis lo rodeó con sus brazos y lo atrajo a él.
- Si ellos deciden... - Suspiró, mientras las preocupaciones volvían a su mente. - Harry, he pensado en esa posibilidad... muchas veces. Puedes cambiar de opinión ahora, puedes elegir no tomar el riesgo.
- ¿De qué hablas?
- Mamá y Finn, ellos pueden tomárselo muy mal, pueden no aceptar nuestra relación, estar en contra por... bueno, por cómo estamos relacionados a través de ellos, por la diferencia de edad, yo que sé. Tenemos muchas cosas en contra.
- Y tu opción de "no tomar el riesgo", ¿cuál es? - Preguntó, irritado.
- Regresar a casa, disfrutarlos un poco más, tener tiempo para pensar.
ESTÁS LEYENDO
No Lie In His Fire
FanficLouis no esperaba que esa fuera la última vez que pudiera volver a casa. Pero ¿qué otra opción le quedaba? No podía estar bajo el mismo techo que Harry. Nunca. Con el fuego quemándole por dentro, se despidió por primera vez de ese omega a quien le p...