4 temporada

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Los primeros rayos del día entraron por la ventana y él fue el primero en despertarse, abrió los ojos entumecido y girándose poco a poco noto la respiración tranquila de Julia en su cuello. Se incorporo un poco y la aparto el pelo de la cara para ver su rostro, era preciosa. La vio allí tan tranquila, abrazándose al cuerpo de él, temerosa de quedarse sola, de que los dos se separasen. Vio como los rayos iluminaban su blanca piel y como esta hacia un contraste perfecto con su melena negra. Ella era simplemente preciosa.

Aquella noche apenas había podido pegar ojo con todo lo que había pasado, con el miedo que tenia de que la policía les pillasen, tenia un presentimiento.

Pero eso era lo que menos le preocupaba, su madre era lo más importante, el verla tan sola en aquella casa, el saber que por cubrirle a el estaba sacrificando su vida. Tenia que reconocer que había pensado en declarar la verdad, para que ese temor que tenia se pasase. Había tenido que dejarlo todo y como si le fuera la vida en ello, Julia hizo lo mismo por el. Ella había dejado todo lo que conocía hasta entonces por estar a su lado, sabiendo que nada seria fácil ya que nunca lo fue, pero lo había hecho y había permanecido todos estos años al pie del cañón. No podía dejarla sola, no podía abandonarla y no volver a sentir sus besos o sus caricias.

Ella se despertó y se rasco la nariz con la mano, Iván sonrío al verla y ella le respondió a la sonrisa. Sin decir nada se incorporo quedando a la misma altura que el en la cama. Se acerco con picardía y jugando le beso. Aquella era la mejor manera de despertarse.

Iván le acaricio la cintura debajo de la camiseta que llevaba puesta, la cual era suya. Ella respondió poniéndose debajo. En ese instante, cuando ambos estaban frente a frente, no había nada que los separase, nada que les diera miedo, nada que les preocupara. Simplemente estaban ellos. Iván la beso de nuevo, un beso mas profundo, más pasional, y ella se abrazo a él respondiendo a esos besos que tanto deseaba. Todo era perfecto, todo se paraba, pero aquello no iba a durar siempre y llego el momento de que el sueño se acabara. Oyeron que alguien llamaba a la puerta y como si ambos ya lo supieran se quedaron inmóviles.

Iván notaba debajo de él los latidos rápidos del corazón de Julia, como estaba empezando a temblar de miedo, sabia perfectamente lo que estaría pensando. Se levanto rápido de la cama y con cautela dirigió la vista hacia el exterior, fue entonces cuando todos sus temores aparecieron. Un coche de la guardia civil estaba aparcado fuera.

Julia se puso detrás de él y al verlo abrió la puerta con sigilo, las voces de los agentes llegaron hasta ellos.

-creemos que Iván Noiret puede estar aquí, hemos visto una moto que por la matricula le pertenece – dijo uno de ellos – traemos una orden de registro.

Antes incluso de poder oír la contestación de María, Iván cerro la puerta y cogio a Julia suavemente de la cara.

-escúchame – dijo – tengo que irme.

Aquello era lo que mas le dolía, había pasado por mucho, por demasiadas cosas dolorosas, pero aquello... despedirse de ella lo superaba todo.

-¿Qué? – dijo ella en un susurro – no, yo me voy contigo.

-Julia les has oído, saben que la moto esta aquí, si te ven a ti creerán que yo no he estado.

En aquello tenia razón, pero había aun más, el miedo por que la culparan de ayudarle, de ayudar a un asesino.

Julia se deshizo en lágrimas.

-¡no! – lloraba - ¡no puedes hacerme esto! ¿Qué se supone que tengo que hacer ahora?

Iván no podía apenas responderla, simplemente notaba todo el amor que sentía por ella y el dolor y la angustia que le suponía dejarla. Comenzó a llorar.

-no puedo ponerte más en peligro Julia, no me perdonaría...

-no puedo estar sin ti... - decía de forma casi inaudible – no me dejes.

Se acerco a ella acariciándole la mejilla, ella le acaricio la mano.

-yo... yo nunca voy a dejarte Julia – dijo él llorando – te quiero y te querré siempre... pero no... no puedo dejar que te pase algo.

Julia no respondió, solo agarro la mano de Iván con más firmeza. El se separo de ella, algo que le costo muchísimo, y rápido se vistió y cogio sus cosas personales. Debía salir por la ventana, como fuera.

Pero antes debía mirar a Julia porque allí estaba ella, llorando apoyada en un rincón, mirando como el se iba, como ambos se separaban sin saber hasta cuando.

-te quiero – dijo ella sonriéndole, dándole ánimos incluso en ese momento que los dos estaban mal, incluso en ese instante que solo querían derrumbarse.

-cásate conmigo – dijo él sin pensarlo, solo soltó lo que sentía.

Julia le miro atónita y él, antes de recibir cualquier respuesta, se acerco hasta ella y la beso, la beso recordando todos los besos que se había dado con ella, desde el primero dado con pasión simplemente hasta este ultimo que era todo amor. La beso como si el mundo fuera a acabarse, porque al menos para ellos si iba a suceder eso. Acaricio su mejilla y sintió su olor por ultima vez.

-cuando vuelva – le costaba horrores siquiera hablar – cuando vuelva me dirás que si.

Julia acaricio sus labios con la yema del dedo y le miro a los ojos diciéndole "te quiero".

Relatos JulivanistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora