Arco Iris

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El arco iris es un fenómeno óptico y meteorológico que produce la aparición de un espectro de luz continuo en el cielo cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas partículas de humedad contenidas en la atmósfera terrestre. Comúnmente se suele aceptar como siete los colores que lo conforman, los cuales son el rojo, naranja, amarillo, verde, azul, violeta y añil.

Azul

Sale de su habitación midiendo cada uno de sus pasos y comprobando, en cada esquina, que nadie diambula por los pasillos del internado y que la única sombra que reflejan los focos de las paredes es la suya propia.

Cada pisada sobre el suelo entarimado le parece estruendosa en la quietud de la noche, y agradece, aliviada, la inexistencia de algún ojo entrometido que pudiera hacer preguntas indiscretas y acarrearle más problemas de los que ya tiene.

Julia se siente cansada.

En la última semana no ha logrado dormir más de dos horas seguidas, y sabe, pese a que no quiera reconocerlo, que la culpa de su desvelo son las agotadoras pesadillas que le hacechan por la noche.

La imagen de aquel hombre, su padrastro, su amante durante tanto tiempo, no deja de atosigarla cada vez que cierra los ojos y se sumerge en las profundidades oscuras del sueño. Morfeo repite en su conciencia, noche sí, noche también, las escenas de aquella fatídica noche de Abril, como si de una película se tratase.

Y son tan reales, tan jodidamente vívidas.

Tan sólo logra conciliar el sueño a partir de las 4 de la mañana, cuando deja de tener pesadillas y puede descansar tranquila; dormir, simplemente.

Las ojeras se han convertido en parte de su maquillaje habitual y su concentración en las clases dista mucho de ser completa. La palidez de su rostro es casi traslúcida y la sensibilidad de Julia está comenzando a rondar el umbral de lo fácilmente explotable.

Y lo peor no son los sueños, lo peor es el recuerdo, las sensaciones.

Las pesadillas pasan pero las imágenes se siguen repitiendo en la memoria, aún cuando tiene los ojos abiertos y permanece toda la noche en vela mirando al techo, en parte por temor a volver a dormirse, y en parte porque su cuerpo está tan agotado que por paradíjico que resulte ya no sabe cómo descansar.

Se lleva la mano a la boca mientras ahoga un sollozo, y comprueba, aún con la respiración agitada, que no está en el bosque, sino en su habitación, que no es su padrastro el que está con ella, sino Carol y Vicki, y que la sangre que corre por sus manos no es sangre sino sudor, porque ella está viva, porque Iván está vivo, y porque ambos están bien.

Se levanta de la cama con piernas temblorosas y sus pies trastabillan cuando trata de abrir la puerta con el mayor sigilo posible. Su corazón late desbocado y se frota los brazos al sentir el aire frio de primavera, maldiciéndose por no ser más sensata, más precavida, y cubrir su cuerpo con algo más que con su minúsculo pijama de color azul.

Llega a su destino.

Se conoce el camino de memoria.

Lo ha recorrido durante todas las noches, en la última semana, casi de manera inconsciente.

Porque él es como un iman. Porque da igual que se hayan visto apenas hace dos horas, que se hayan besado y haya recorrido su cuerpo con las manos entre suspiros, gemidos y embestidas.

Le necesita. Le quiere. Y siente que nunca podra saciarse de él.

Abre la puerta, dos segundos, una eternidad, no sabe, no importa, para ella el tiempo parece alargarse y en ese momento siente que tiene todo el tiempo del mundo.

Relatos JulivanistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora