MARATÓN MORTAL

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Huía por el bosque. Me hubiera encantado trepar los árboles, echando una carrera como en los viejos tiempos, pero ahora no corría por Zack, corría por los escoltas de mi madre y ellos sí que no están jugando. No pienso dejar que me atrapen, no tan fácilmente. Todo sería más fácil si no llevase este puto vestido de mierda.

Os pongo en situación: ¡Es mi boda!

Sí. Mi madre me ha hecho una encerrona, cómo no.

Hace unos años, nuestra familia se hizo amiga de un reino vecino. Pasábamos mucho tiempo en su palacio. Y su hijo, el príncipe Liam, y yo también pasamos mucho tiempo juntos.

Lo admito. Es muy apuesto. Tiene un cabello pelirrojo un tanto rizado que le quedaba perfecto a esa cara casi tallada por dioses, y unos ojos verdes esmeralda que... Juro que esos ojos hipnotizan. Increíblemente alto y bien entrenado, cómo no.

Al principio no me caía del todo bien. Pero se fue mostrando muy servicial y simpático conmigo. No era un mujeriego como aparentaba. Era bastante atento, de vez en cuando me enviaba alguna joya en recordatorio de sus viajes... No era nada especial, éramos amigos... O eso creía.

Hasta que unas horas atrás, me despertó personalmente mi madre—cosa que me sorprendió—súper temprano. Me mandó directa a la ducha antes de que pudiera preguntar nada. Y al salir, me encontraba con varias mujeres en mi habitación. Un par de ellas llevaban unos sets de maquillaje extremadamente caro. Otra tenía la caja donde se guardaban las joyas especiales de la familia y por último...

—¿Mamá?—se me abrieron los ojos como platos.

La última mujer sostenía un traje de novia.

—Mamá...¿Qué...?

El corazón se me aceleraba y mi respiración empezó a agitarse.

No... No, no podía ser... Mi madre no estaría haciendo lo que creo que está haciendo. No ¿No? no. ¿Cómo que no? ¡Estamos hablando de mi madre!

—Siéntate, querida...—viendo que no me sentaba, ella tiró de mi brazo y me sentó ella misma—. Hoy será el día más feliz de nuestras vidas...

Mientras que mi madre hablaba, una mujer me peinaba por detrás.

—¿«Nuestras»?

—Cuando hoy te cases con el príncipe Liam, nuestras familias se unirán y crearemos un enorme imperio—su sonrisa malévola se ensanchó.

—Liam...¿Lo sabe? ¿Sabe todo esto?

—No. Sus padres y yo lo hablamos en secreto. Sabía que si mencionaba la palabra «boda» saldrías corriendo. Así que nos pusimos de acuerdo para ocultar esto hasta hoy. Date prisa. Liam y sus padres deben estar al llegar.

—No... Mamá no puedo.

—Sí. Sí puedes. Sólo tienes que decir «sí quiero». Dos malditas palabras, Belia, dos.

—Pero esas dos palabras me van a marcar la vida—aprieto los dientes. Me estaba controlando la ira, pero iba a explotar en cualquier momento.

«Contente, Belia. No la líes.»

—¿Tan malo es? Liam está completamente enamorado de tí. Creo que era más que evidente, no te hagas la tonta, después de todos los regalitos y cartas que te envía. Y vamos a aprovechar eso. No muchos príncipes apuestos estarían encantados contigo o simplemente príncipes.

—Gracias por el cumplido, madre—digo sarcásticamente, rodeando los ojos.

—En fin. Margareth, Fabiola. Maquilladla hasta que se vea bonita. Aunque sea una tarea difícil.

Mi mayor debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora