Reina (Madre de Belia)
Las semanas iban pasando y Belia no daba señales de días. Los primeros días sí mandé que la buscaran en profundidad. Pero desde el día de la boda, cuando mis escoltas regresaron sin Belia, me quedé perpleja. Ellos son fuertes y rápidos, ¿Cómo es posible que no atrapasen a mi hija? Regresaron sin ella, dijeron que le habían dado un flechazo pero que de repente desapareció. La buscaron por los alrededores y nada.
Estaba tan desesperada por la unión de los reinos que ordené a todos los escoltas que la buscasen, pero siempre volvían con las manos vacías y sin rastro alguno de ella. Era extraño que estando en Laslorv no la hubieran encontrado ya. Me di por vencida y tuve que romper la alianza con el otro reino.
Maldita niñata malcriada. No sé dónde estará pero si se le ocurre volver a aparecer por aquí, creyendo que todo pasó y que estará libre de pecado va a ver... Preferirá estar muerta antes que vérselas conmigo. De todos modos vale lo mismo viva que muerta, prácticamente poca gente sabe de su existencia. Ni siquiera la presentamos a la prensa. Es la vergüenza de Laslorv. Una niña que no fue concebida por el deseo de los dioses sino por el de la lujuria... ¡Qué vergüenza!
Debí mantenerla oculta en las mazmorras como sugerí, pero mi esposo me hizo tanta ilusión tener una primogénita que no pude negarme. Pensaba que Belia podría ser útil algún día, pero viendo el desastre que provocó... No quiero ni recordarlo. ¡Desvergonzada! Ya de niña me desobedecía a veces y se creía que podía tener opinión... Sólo tenía que cumplir dos cosas: uno. Casarse con el príncipe Liam para poder unir reinos, y dos. Dar descendencia, darle hijos al príncipe para fortalecer lazos. ¿Y qué ha hecho? Huir como una cobarde desgraciada.
No lo entiendo, ¿Qué tiene de malo el príncipe Liam? Estaba claro como el agua que la amaba, solo Belia era lo suficiente ciega como para no verlo. Y parecía muy dispuesto, ¿Por qué marcharse? ¿Hay algo más que ocultabas, Belia? ¿Algún otro hombre en tu vida del que no supiera? No... Belia nunca salía de palacio, era imposible que conociera a otro chico o alguna persona en general. Al menos que sepamos... No. Belia es estúpida, no sabría salir de palacio sin que lo supieramos.
En fin. Esto es lo que pasa cuando desobedecer a los dioses; te dan unos hijos ingratos que te arruinarán la vida. Fue la última vez que bebí. Más desgracias como Belia no, por favor. Ya lo que me faltaba.
Me encontraba en el despacho de mi marido. Tirando tristemente los papeles de la alianza, cuando entró él.
—¿Qué haces?—Enarcó una ceja.
—Tirar los papeles del matrimonio. De todas formas ya no nos servirán—me encojo de hombros y los tiro.
—Yo de tí no haría eso.
—¿Y por qué no?
¿Qué me ocultas?
—Hace un par de semanas hablé con el príncipe Liam...
—¿Otra vez ese pesado por aquí? Su insistencia empieza a hartarme. ¿No puede dar por muerta a Belia? Igualmente no se casarán.
—Déjame terminar. Hablé con él, sobre Belia obviamente. Y le ofrecí un trato al que no se negó—sonrió victorioso.
—¿De qué se trata?—pregunto curiosa.
—Pues...—se acercó a mí.
Tengo un mal presentimiento de esto... Y me gusta.
******
A la mañana siguiente, estaba en la puerta principal del palacio, mirando a mis escoltas marcharse. No me convenció del todo el trato de mi esposo, pero como siempre, no podía negarme. Esto era justo lo que Belia debía hacer: asumir, obedecer y callar. Es bastante sencillo de cumplir y Belia siempre se las ingenió para saltarse el primer paso, incluso después de encerrarla en la mazmorra para que aprendiera la lección mantuvo su postura de niña «independiente».
Aquí en Laslorv, las mujeres estamos para servir y parir, y más tratándose de la realeza, que necesitamos muchos descendientes; y por desgracia, a mí los dioses no me quisieron conceder ni un hijo, ¡Ni uno! Belia no es una hija, si no es nacida a petición de los dioses, entonces no es hija mía. Esperaba que al menos ella siendo mujer, pudiera dar una descendencia digna. Pero eso quizá no lo sabremos. Porque, si Belia apareciera por arte de magia, ¿Cómo sabremos si es fértil? Creo que el príncipe Liam no le importaría comprobarlo las veces que hiciera falta, pero Belia...
Me sobresalté cuando noté que mi esposo me colocó una mano en el hombro.
—Todo listo, majestad—dijo un escolta.
Mi marido asintió y se marcharon... todos. No me gusta esto de quedarme sin escoltas, me siento desnuda sin ellos.
—¿En qué tanto piensas?—me miró.
—En lo desgraciada que es nuestra vida.
—Oh, vamos. No digas eso. Belia volverá... Lo sé.
Bufé.
—Sí, claro. Y seguro que vuelve encantada de la vida cuando se entere del trato.
—Ella no lo sabrá, no al menos hasta después de su vuelta.
—No me convence esto del todo...
—Es la única manera que tenemos de seguir la descendencia en Laslorv.
—Creo que sería más fácil si volviéramos a rezarle a los dioses para pedir otro hijo, antes que Belia volviera.
Él soltó una risa seca, ¿Qué le hace gracia?
—Deja de preocuparte por eso—plantó un corto beso en mis labios—. Seguro que todo sale según nuestro plan. Y más teniendo a Liam.
Dicho esto, se separó de mí y se adentró en el palacio.
A mí esto sigue sin convencerme del todo. No me fío y menos si hablamos de Belia.
Ay por todos los dioses, ¿Por qué no pudisteis concederme un hijo normal? ¿Tan mala fui en mi anterior vida que no me queréis conceder un hijo que llene de prosperidad a Laslorv? Ay dioses. El futuro de Laslorv depende de Belia... Estamos acabados.
Yo no puedo esperar. Sé muy bien cómo acabará esto. Mi marido dirá lo que quiera pero yo sé la verdad y no va a terminar como todos piensan. Y si creen que tener a Liam es una carta a su favor... Bueno, es cierto que Liam puede ser útil. Pero si el muy imbécil se dejó manipular por Belia para que la dejase marchar, seguro que lo volverá a hacer porque así es de maligno el amor.
No voy a quedarme de brazos cruzados esperando a que Belia vuelva por arte de magia... Es mi turno de mover pieza.
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Mi mayor debilidad
Novela Juvenil¿Un príncipe encantador o un villano sin escrúpulos pero dispuesto a lo que sea por mí? No sé cómo ni cuándo llegué a esto... Soy una princesa, y aunque odie serlo, mi destino final es casarme con el príncipe de Laslorv, pero... ¿Quién quiere segui...