TRATO

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Liam

Ha pasado ya una semana y nadie sabe nada de Belia. Después de ver a los escoltas correr detrás de ella, al rato volvieron sin Belia. La gente al principio se alarmó un poco—yo estaba hecho un manojo de nervios—, pero cuando los escoltas hablaron con su majestad, hicieron como si nada y todo el mundo volvió empezó a recoger todo...

¿Por qué no están preocupados? ¡Pudo pasarle algo grave! Estaba muy MUY preocupado y tremendamente arrepentido por haber dejado que Belia se fuera así. Vale. La dejé ir porque creí que eso la haría feliz y sería un bien para ella, pero ¡No pensé que llegaría a esto! Es decir, ¡Volvieron sin ella! Nadie se preocupó y que yo sepa, no se molestaron en ir a buscarla.

A pesar de que mis padres estaban cabreadiiísimos con los padres de Belia por el escándalo armado y por dejarlos sin boda, no volvieron a hablarse. Pero yo necesitaba mantenerme comunicando con ellos. Necesitaba tener noticias de Belia, saber si había vuelto, si estaba bien... La culpa de haberla dejado ir y decir su paradero me carcomía por dentro. No podía dormir y apenas comía...
No puedo seguir.

—Liam, cariño, ¿Por qué no comes?—me miró mi madre.

—No tengo hambre—respondí escueto.

—¿Sigues así por la princesa Belia?

No le respondí, ni siquiera la miré. Estaba avergonzado.

—Por el amor de Dios, Liam. Olvídate de esa muchacha. Es mejor así. Es una maleducada, ¿Cómo se atreve a irse así y en un día especial?

—¿Te has parado a pensar que ella no quería esto?—la miré de reojo.

—¿Desde cuándo importa la opinión de una princesa? Ella debía obedecer, cumplir con el mandato de sus padres, de unificar los reinos.

—Belia es una persona también, aunque no lo creas y puede tener opinión propia. ¿No crees que te despierten de repente y te obliguen a casarte por las malas y sin saber nada, pueda ser abrumador?

—¿Por qué te pones de su parte? ¡Te dejó plantado en el altar! Deberías odiarla.

—No podría odiarla ni aunque quisiera. Fui yo quien la dejó ir... Porque la quiero.

—Dios Santo—se llevó los dedos al puente de la nariz—. Tenías que desarrollar sentimientos, ¿Verdad?

—Pues sí, soy humano por si no te habías dado cuenta.

—Liam, no puedo seguir con esto. Olvídate de esa traidora y continuaremos con nuestro plan de unificación de reinos con los Therl.

Oh no.

Los Therl fue la peor familia real que había visto en mi vida—y había visto muchas—. Eran crueles y extremadamente estrictos. He de admitir que la familia de Belia tampoco era muy diferente, ¿Diferencia? Belia emanaba el cariño y afecto. Por eso me gustó visitar su reino.

¿Lo peor? Tienen tres hijas y sé lo que piensa hacer mi madre...

—Come. No quiero que Leilah te vea como un zombie en la boda.

Leilah era la hija mayor de las tres. ¿Es bella? Sí, pero a mi gusto no lo es tanto como Belia. De hecho Leilah es todo lo contrario a Belia.

Mi mayor debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora