NUEVO COMIENZO

639 59 0
                                    

A la mañana siguiente, al despertarme vi que Liam ya no estaba en la cama. «Qué sorpresa y qué alivio». Me incorporé y froté mis ojos. Hacía tanto tiempo que no dormía tan agusto... Si no fuera porque el día de hoy será el peor de toda mi vida, estaría más feliz. Bostecé y me estiré para espabilarme un poco.

Me sorprende que mi madre no haya entrado ya con todas las chi... De repente mi estómago empieza a revolverse.

Oh. No. No, no, no, no, no. Otra vez no.

Salto de la cama y salgo corriendo al baño. No llego a tiempo de sujetarme el pelo y comienzo a vomitar y echarlo todo.

—¿Alteza?—Escucho a Fabiola entrar.

Oh oh.

Qué no me vea. Pero me entran náuseas de nuevo, me sale otra arcada y vomito por segunda vez.

—¡Alteza!—Se acerca corriendo y me recoge el pelo—¡Por todos los dioses! ¿Se encuentra bien?

«Perfectamente. Nunca me había sentido mejor en toda mi vida.»

Para cuando termino de echar toda mi alma y tiro de la cadena, puedo contestar:

—Sí... Estoy bien—me limpio la boca con el dorso de la mano.

—Alteza... ¿Está...?—Desvía la mirada—Ya sabe. Aunque creí que las náuseas del embarazo empezaban a partir de la cuarta semana ¿O me habré equivocado?

—¿Qué?—Pregunto confusa.

—Alteza, ¿Sabe que las náuseas matutinas son síntoma de un embarazo, no?—Enarca una ceja.

Oh oh. Me encanta leer y había leído sobre un montón de cosas pero ¡jamás había leído sobre los embarazos!, ¿De verdad las náuseas significan que hay un embarazo?

—¡Qué bien, alteza! Su majestad se pondrá muy contenta, y la familia real del señorito Liam también.

—Fabiola, yo no...

Antes de poder decir algo más. Ella me agarra del brazo y me levanta para llevarme corriendo hasta el cuarto de mi madre. Sigo un poco medio dormida y un tanto mareada por el vómito por lo que no puedo oponer mucha resistencia.

—¡Majestad!—Entra Fabiola, eufórica.

—Fabiola, es demasiado temprano. Ya puede ser importan...

—¡Su alteza está embarazada!—Interrumpe, emocionada.

A mi madre se le abren los ojos como platos, se levanta de la cama de un salto y se acerca a mí.

—¿Cómo?

—¡Sí! Ella estaba teniendo náuseas matutinas.

—Creía que las náuseas aparecían después, ¿O no?—Enarca una ceja y mira a Fabiola—. Yo nunca tuve nauseas con Belia, creí que eso era un mito.

—No sé... Pero ¿Quizá esté embarazada?

Oh. No.

Si de verdad las náuseas matutinas son por un embarazo, yo llevo teniendo náuseas matutinas desde mucho antes, eso y que sólo me he acostado con un hombre en toda mi vida... Oh. No. Zack... Ay, mierda. Si las cosas no podían ir a peor...

—¿Es cierto, Belia?—Me mira, expectante.

—Bueeeno...eh...—Trago saliva y paso la mano por mi cuello—. Yo lo dudo que teniendo solo una noche de pasión ya tenga náuseas de embarazo. He pasado mucho tiempo en el bosque al aire libre, creo que sería más bien un resfriado ¿No?

—¿Te duele algo?

—No.

—¿Tienes fiebre?

—No.

Mi mayor debilidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora