La noche estaba fresca a diferencia de los días anteriores, pero de alguna manera me sentia conectada con la luna, era una especie de chispa que recibía cada vez que estaba llena. El viento que se colaba por la ventana paseaba un poco por mi cabello. Baje la cabeza hacia el celular y seguí viendo el perfil de Álex, se que no debía hacerlo, pero era algo que ya estaba acostumbrada a hacer mucho antes de que sucediera la discusión. Sus bellos ojos, su cabello y sus labios rosados, era tan hermoso que sinceramente me sentía mal por haberle hacho tal cosa.
Ya me había puesto mi pijama de ositos para dormir pero justo en ese momento Harper irrumpió el silencio que había, escuche un ruido muy fuerte en la parte de abajo y me dio la impresión de que entro casi aventando la tablilla por los cuatro vientos y dejandola rota. Luego se apresuraban una pisadas, subió como rayo los escalones para entrar a su habitación, yo salí de la mía sin pantuflas y en eso me encontré a Kim entre el pasillo, también había notado el alboroto.
-¿Qué será?
-No sé- subí los hombros -. Entro muy rápido, ¿crees que será buena idea ir a preguntar?
-No creo, sabes como es.
La conocía bastante bien, yo también pero me preocupaba, sabía que le estaba ocurriendo y ya no tenía mucho tiempo. La mujer del departamento tenía razón, de alguna manera ya era de ellas. Di media vuelta decida ya para irme a conciliar el sueño, pero me detuvo el instinto. Debía hacerlo. Me dirigí a su puerta con el corazón desbocado de nervios y antes de tocar, alguien me detuvo.
-¿Qué haces? ¿estas loca?
Ese era Kim, se me había olvidado que estaba ahí.
-No haré nada. Suéltame- susurre-. Solo... Le preguntaré algo.
-No, Emma. Se que quieres hacer. Ella estará bien. Tal vez es una ruptura o algo así, necesita estar sola.
Suspire mientras pensaba. Él no entendía lo que realmente le podían ocasionar esos cambios de humor. Ella ya no era una humana como nosotros. Me relaje un poco para que se fuera y luego de unos segundos lo logré. El comenzó a soltar mi brazo lentamente cuando me vio más tranquila y me dejo sola en el pasillo, confiado de que no iba a hacer una locura, pero en cuanto ya no estaba, aproveche para pegarme en la puerta con mucho cuidado de que no sintiera que alguien andaba afuera y agudice mi oído para escuchar todo.
-Si, si, ya se... tal vez deba llevar algo ¿casual?... pero es muy tarde- Mire por el orificio mientras ella contestaba y caminaba de un lado a otro con una prenda en la mano. Parecía que estaba en una llamada telefónica-. De acuerdo, pero ¿cómo es que llegaremos? ¿Esta muy lejos?... No, no, yo... si, bueno ¿a qué hora estarán aquí?
Fruncí el ceño al escuchar lo último. ¿Quién vendría por ella? y ¿para qué?
-Perfecto, así que intentare estar lista a las 11 para que pases por mi.
Colgó la llamada y se fue a buscar a su ropero de madera de roble algo de ropa para cambiarse. Tomo unos jeans azules, pero no le convencieron y los volvió a meter, desesperada saco una caja que estaba en la parte de abajo, hasta el fondo y pillo un vestido negro azabache. Lo tomo entre las manos indecisa de si ponérselo o no, tal vez era porque era algo que jamás en su vida se había atrevido a lucir porque por lo poco que alcanzaba a ver era corto y tenía unos tirantes muy delgados. Se metió al baño y cuando no hubo rastro de ella decidí ir a dónde fuera, pero antes debía cambiarme.
Tambaleándome me puse de pie con ayuda de la pared como pude, sin embargo debía avisarle a Kim, necesitaba ayuda esta vez. Los pies los tenía fríos y me dolían un poco por pisar el mosaico, aunque ahora no era de importancia, abrí de imprevisto su puerta y antes de que me reclamara con un grito le puse un dedo en los labios.
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Sonidos del mar (1 libro)
RomanceCada 100 años las "Kelers" amenazan por salir de la superficie. Si los chicos se deja arrastrar por sus hermosos encantos, ellas absorben su energía para alimentarse y después desecharlos como basura. Emma se ha convertido en una ondina, pero su e...