14.

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—Te dije que llegaría hoy, chula —dijo mientras se quitaba los lentes, hizo un gesto de confusión al verme mejor —. Traes los ojos bien hinchados, mami.

Pasó sus yemas por debajo de mis ojos, ya me imagino que tan mal debo verme. Quité su mano de mi cara.

—Ya, ¿qué tienes? —preguntó serio mientras se acercaba más a mí.

Tomé mi celular, busqué en mi chat con Estefanía el video que me mostró un día antes y se lo enseñé. No hizo ningún gesto, solo vio el teléfono y al terminar dirigió su mirada hacia mí.

—Sigo sin entender —dijo despreocupado. No pude evitar abrir la boca sorprendida.

—Te estás besando con otra —reclamé mirándolo confundida. Alzó los hombros indicando que no importaba.

—Y te importa? —me preguntó confundido.

¿Es una broma?, pensé.

—Pues obvio me importa, pensé que estábamos juntos —respondí obvia, sentía que el enojo estaba creciendo en mí. Él hizo un gesto que indicaba que seguía sin entender.

—Y lo estamos —respondió con el mismo tono de obviedad que yo.

—No entiendes? —pregunté molesta —. Te estás besando a otra, Antonio.

—Te escuché, Paula, pero sigo sin ver el problema —dio también enojado —. No tuvimos relaciones si es lo que te preocupa.

—Ah, gracias por decirme, problema arreglado — dije sarcástica.

—No te entiendo —reclamó enojado —. Tú sabías que sería así, estoy contigo pero no tienes exclusividad completa.

Abrí la boca molesta para comenzar a dejar salir mi furia.

—Quieres entender? Estoy aquí como estúpida esperándote, pensando en que tenemos algo, rechazando chicos en el antro mientras tú estás besándote con cualquiera que vaya a verte.

Veía enojo en su gesto, sé que mi tono de voz había aumentando conforme la conversación avanzaba.

—Yo no te pedí que rechazaras a nadie, puedes estar con quien quieres —dijo un poco más calmado mientras pasaba su mano por su cabello —. No nos debemos exclusividad.

No supe qué contestar porque era cierto, no lo acordamos. Solo miré el piso.

—Escucha, Pau, yo te quiero y te quiero bien —se sentó en la esquina de la cama mirándome —. Pero te lo dije desde el inicio, algo muy formal y exclusivo no te podré dar.

Seguí sin contestar ni verlo.

—Si quieres algo, tendrá que ser lo que tenemos ahora mismo —continuó —. Tú eres en quien pienso y a quien quiero, pero esta sigue siendo mi vida, mami. Así como me conociste.

El cuarto se quedó en silencio por unos momentos, después lo escuché suspirar y levantarse.

—Mejor ya me voy, así no vamos a arreglar nada.

Vi cómo dejó las flores y el regalo en la cama para después irse; a los pocos segundos, escuché la puerta principal azotarse.

Luego de levantarme a poner las flores en agua, regresé al cuarto a abrir la caja de regalo. Un collar de oro dentro de una caja rosa, se sentía pesado y brillaba mucho. Nunca había tenido algo así.

Me encantaba el collar, pero no era lo que quería, ni siquiera sabía cómo usarlo. Yo lo quería a él, quería que me quisiera.

—¿Qué pasó? —Estefanía apareció —. Bueno, gracias a sus gritos pude oír toda la conversación.

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora