la cherry; junior h

89.

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(Para que no digan que no las quiero, amigas íntimas. Provecho)

—Que volada—dijo al verme caminando con mi enorme ramo de rosas.

—Me siento como adolescente enamorada.

—Nada más para que veas cuanto te quiere tu esposo.

Sonreí.

—Yo se cuanto me quieres, mi amor—lo tome del cuello abrazándolo—Gracias.

—No se me ocurría una mejor forma de comenzar esto que contigo a mi lado.

Junte nuestras narices.

—Y yo siempre voy a estar apoyándote, mi vida—dije—Aunque no esté presente, siempre estaré echándote porras desde allá junto a Mel.

—Yo lo sé, mami.

Apretó el botón del elevador y apenas esté se abrió, entramos en el.

—A dormir!—dije rendida.

—Nada de eso, yo te debo algo.

Sonreí al sentirlo jalarme hacia el. Apenas comenzamos a besarnos, sentí su respiración hacerse más densa.

—Me encantas—dijo entre besos—Te ves riquísima en ese vestido.

Bajo sus manos a mi trasero y yo pase las mías a su nuca.

—Aprieto el botón y un rapidín o que?

Carcajeé.

—Como crees?—conteste—Al rato que filtren el video, que le diremos a Mel?

—Es que ya no aguanto, mira.

Tomó mi mano y la llevo al bulto en su pantalón. Solté un pequeño quejido al sentirlo.

Estaba por decir algo pero el elevador se abrió. Lo tome de la mano y caminamos hacia el cuarto.

—Ahora si—dije apenas cerró la puerta.

Me hinqué y sentí su mano acariciandome en mi cabeza.

—A ti también te urgía, verdad, mami?—asenti.

—Ahorita podrás sentir que tanto.

Baje su bóxer y apenas salió, lo metí a mi boca. La respiración de Junior se hizo más fuerte mientras acariciaba mi mejilla.

—Que bien me la chupas.—dijo agitado—Tu boca está hecha a mi medida.

Llevo su mano a los tirantes de mi vestido. Sin separarme de él, lo ayude a quitarme el vestido.
Acelere mis movimientos y el se detuvo mientras su mano temblaba levemente.

—Ya, mí amor—cerró los ojos y se recargó en la puerta—Sino me voy a venir y aún te la quiero meter.

Me encantaba que me hablara así. Me separé de él y lo mire. Su cara estaba roja y medio sudando.

—Ahora si te voy a dar como te toca.

Me ayudo a levantarme y me cargo llevándome a la cama.

—Ponte en cuatro, mami—dijo con la voz ronca—Hoy quiero metértela así.

Mordí mi labio y me coloqué como pidió. Bajo mi ropa interior e inmediatamente sentí sus dedos tocar mi parte más sensible.

Solté un gemido cuando metió un dedo en mi. Unos segundos después, metió uno más y yo solo intentaba contenerme.

—Ya—supliqué—Por favor.

—Qué, mi amor?

—Métela.