87.

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—¡Ponme atención, Ashee!—reclama Cochi mientras Junior baila en la cocina con Mel en brazos.

Carcajeé al ver la escena mientras seguía sirviendo la comida.

—Así es siempre—contesté—Si no la trae bailando, le canta, y si no, se queda al lado de la cuna hasta que despierte.

—A esta niña le van a gustar los corridos—dijo Junior—¿Verdad, mi vida?—dio un beso en el cachete de la bebé.

—¿Por qué te lo quieres llevar?—le pregunté a Cochi mientras le servía.

—Ya lleva un año sin trabajar, Pau—contestó—No se mamen ustedes también.

—Pero con lo que ha generado, puedo retirarme desde ahora mismo.

—No quieres eso—dijo Cochi serio—Solo unos meses y ya, Ashee.

—Te lo llevarás muy lejos?

Negó.

—Todo dentro de la república y algunas semanas las tendrá libres—me contestó—De verdad, no es para tanto.

—Lo sé—me senté a comer—Pero a este señor le encanta descontrolarse cuando sale al escenario.

—¡Ey!—me regañó Antonio—Ahora soy papá, será diferente.

—Primer morra, primer morra Antonio que saques a bailar y le pongo el apellido de Gabito a la niña.

Cochi y yo comenzamos a reír mientras que mi esposo me veía serio.

—A mí no me dio risa, eh—me dijo—Qué chistosa.

—Pues para que le midas, papi.

—¿Y a partir de cuándo o qué?—le preguntó—Porque yo no quiero perderme ninguna consulta de mi bebé.

—Si se puede a partir del próximo mes, ya está todo listo.

Suspiré y comencé a comer mientras los escuchaba hablar de la gira. Tenía demasiado tiempo con Junior en casa que ahora imaginarme sin él me ponía bastante triste.

—Entonces, ya que Pau te mande las fechas de las citas y con que esos días pueda estar aquí, está bien.

Cochi asintió y unos momentos después, se estaba despidiendo.

—Cuiden a esta chiquita hermosa—dijo tomando la manita de mi bebé que estaba en mis brazos ahora.

Sonreí y me despedí de él. Antonio lo acompañó a su coche mientras yo recogía los platos.

—Tu papi ya se va a ir—dije tomando los cachetes de Mel.

Hice un puchero aguantando las ganas de llorar mientras que ella me veía sin entender nada y con su chupón en la boca.

Escuché la puerta abrirse, indicando que Junior estaba de regreso. Puse a Mel en su carriola a mi lado mientras comenzaba a lavar los platos para evitar llorar.

—Ay, te extrañaba ya, chiquita bella—dijo tomando a Mel recién entró.

Lo escuchaba jugar con ella y yo solo podía pensar en que en un mes, seríamos nosotras solitas en esta enorme casa.

Y no es que no amara estar con mi bebé, es mi compañía favorita.

Pero tener a Antonio conmigo es tenerlo todo. Me sentía demasiado querida y no había ni un solo pensamiento malo en mí porque él no los dejaba pasar.

—¿Y mi otra reina?—sentí sus manos colocarse en mi cadera.

Sonreí y continué con los platos.

—Deja ahí, vamos a acostarnos.

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora