JUNIOR'S POV:
Acomodé el enorme ramo de rosas en la cama sonriendo. Para mi reina, pensé. Todo estaba listo en la cama para cuando llegara; sus pantuflas y pijamada estaban también acomodadas. No podía esperar a que me pidiera ir por ella y llegar a acurrucarnos juntos.
Bajé a la cocina y vi a la señora que nos ayudaba.
—¿A qué hora llegará Paula? —me preguntó.
—Iré por ella hasta la madrugada, no se preocupe —sonreí—. Usted déjeme su cena lista, que seguro vendrá cansada y hambrienta.
Ella rió.
—¿Y puedes mañana llegar temprano? —pedí—Quiero que Paula tenga el desayuno listo cuando despierte por la resaca.
—Claro que sí.
Le brindé una sonrisa y salí de la cocina. Qué aburrimiento, no había pasado un solo día en esta casa sin ella, y ahora que no estaba, la casa se inundaba de un silencio inmenso.
Mi celular comenzó a sonar, y vi el número de uno de mis amigos en la pantalla.
—Ey, ¿dónde estás, wey? —escuché música de fondo.
—En mi casa, ¿por?
—Estoy en el mismo antro que tú morra, y adivina quién más anda aquí.
Rodé los ojos.
—¿El Gabito, no? —dije interrumpiendo—Ya sabía.
—Pero el wey andaba bien tranquilo antes de que llegara tu novia y apenas llegó ella, pidió toda la carta —habló fuerte debido a la música—. Hasta luces mandó a pedir el verga.
—Ya sabes cómo es —respondí fingiendo no preocuparme.
En realidad, me estaban consumiendo los celos. Prendí mi cigarro para nivelar mi ansiedad.
—¿Y si están muy juntos o qué? —pregunté.
—Pues él la sigue a todos lados, parece que está pegado a ella —respondió—. Jálate y te subo conmigo al VIP.
—Sale pues, ahí te veo.
—Pero rápido o te la quitan.
Colgué. La única amistad de Paula que me frustraba era Gabriel. Sobre todo porque cuando estuvimos separados, su relación no me dejaba dormir. En mi mente pasaba la conversación que tuve con Nata cuando aún Paula y yo estábamos separados.
—El otro día vi un TikTok de tu morra con el Gabo —asentí.
—Pues por ese pendejo Pau me ha corrido como dos veces —dije enojado—. Se la pasa ahí.
Nata tomó de su cerveza.
—Te digo algo y no te emputas?—volví a asentir—. Yo creo que sí le gusta.
Casi me atraganto, tragué saliva rápido.
—¿Por qué lo dices o qué?
Trataba de comportarme lo más serio y guardando la compostura, pero por dentro andaba agüitado.
—Ese wey se la pasaba conmigo a donde fuera, y desde que conoció a tu morra, me rechaza todo —respondió—. Y todo es para estar con ella, todo el tiempo.
—¿Crees que a ella le guste? —pregunté con miedo—. ¿Te ha dicho algo?
Nata negó mientras tomaba de su cerveza.
—No me va a decir nada porque sabe que somos amigos —asentí—. Pero la otra vez, fui a verlo a su departamento de sorpresa, y ahí estaba ella.
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la cherry; junior h
Fiksi PenggemarTodas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.