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58.

Fruncí el ceño al escuchar la música al entrar al antro. Me aferré más al brazo de Junior mientras él me encaminaba hacia la mesa con nuestros amigos.

—Allá está Nata —dijo señalándolo.

—¿Y a Gabito no lo invitaron? —pregunté queriendo molestar.

Junior hizo una mueca molesto, y yo carcajeé. Caminamos hacia esa parte del antro, aunque solo reconocí a Nata. Pensé que habría gente más conocida.

—No conozco a nadie.

—No importa, mami —me tomó de la cintura—. Tú vas a estar conmigo, no con nadie más.

Sonreí.

—Ahí está Junior —gritó Nata en cuanto nos vio.

A su alrededor había varias chicas..

—Y mi Pau —me saludó abrazándome—. Tenía mucho sin verte.

—Ya sé, te extrañaba —correspondí a su abrazo—. ¿Cómo estás?

—Bien, aquí rogándole a Junior para que salga porque ya lo traes bien amarrado —carcajeé—. No ha visto el sol en un año.

—Me encule —contestó mi novio poniendo su cara en mi cuello, sonreí—. Vamos a saludar.

Nata asintió y comenzamos a saludar a las personas que estaban en el mismo círculo. ¿Acaso conocía a todas estas personas?

—Mi novia, wey —la voz de Antonio me sacó de mis pensamientos—. Saluda, mi amor.

Le sonreí y saludé al chico que estaba junto a Junior.

—Paula, mucho gusto.

—¿Y de dónde se conocieron? —preguntó su amigo.

—En un after—conteste avergonzada—Mucho romanticismo—este carcajeó.

Seguimos hablando los tres, hasta que una voz femenina nos interrumpió.

—Junior!—no voltee, seguí hablando con su amigo—Estaba esperando a que llegaras a mi, tuve que venir yo.

—Hola, Andy—lo escuche contestar y darse la vuelta para saludar.

No me iba a acercar, a él le correspondía presentarme y si no lo hacía, ya decía mucho.

—Y conoces a más de ellos?—me pregunto aún el amigo de Junior.

—Pues solo a Gabito, a Peso y al equipo de Junior —sonreí.

—¡Yo te vi! —dijo rápido—. ¿No estabas saliendo con Gabito?

Mis mejillas se enrojecieron y me puse nerviosa.

—No, solo somos mejores amigos —tomé mi copa.

Ya decía yo que lo conocía de algún lado.

—Con razón, estoy seguro de que te vi en algunos conciertos —asentí.

—¿No quieres más? —le ofrecí otro trago queriendo callarlo—. Voy por la botella.

Caminé hacia la mesa quedando muy cerca de Junior y aquella chica. Ninguno me había notado cerca.

—Pues ojalá te guste —escuché a mi novio—. Me ha costado mucho.

Servía el alcohol con lentitud para escuchar cuanto más pudiera.

—Seguramente sí, todo lo que haces siempre lo haces bien.

Abrí la boca sorprendida, eso era un coqueteo directo. Nata caminó a mi lado.

—Ya sírvete —reclamó—. Ya duraste como 10 minutos con la botella.