73.

3.7K 318 25
                                    

—Y si lo estás? —me preguntó Junior mientras tenía su mano en mi estómago y lo acariciaba.

Sonreí y negué.

—No sería lo mismo que hace dos años —continuó dando caricias—. A mí ya no me daría miedo, mami.

—¿No? —pregunté y él negó—. No creo que sea eso, amor, son los viajes y lo poco que he dormido.

—La última vez no nos cuidamos —recordó.

—Por una vez no creo que me embarace, Antonio —me burlé.

—Yo digo que hay bebé ahí —dio un pico en mis labios—. ¿Y si vamos a hacerte la prueba?

Negué.

—Mejor hasta el viernes que vayamos al doctor.

—¿Te da miedo? —asentí—. Estamos por casarnos, mi amor, vivimos juntos y hemos estado muy bien.

—Pero un bebé? —reí de nervios

—¿No te gustaría?

Yo ya lo había pensado, no era nada tonta. Y por supuesto, mi mente me regresó a hace años cuando tuvimos un susto y ninguno de los dos quería. Además que ambos habíamos hablado sobre dicho escenario y estábamos en la misma posición de querer agrandar nuestro círculo de amor.

—La verdad sí —contesté—. Me emociona vernos en esa etapa.

Junior me miró y sonrió para después darme un beso.

—Aunque ya no podríamos pelear a gusto —me quejé.

—Nada más te gusta pelear por la reconciliación —me contestó divertido—. Porque ahí andas llorando.

Carcajeé y me acerqué a él para acurrucarme en su pecho.

—Abrázame —le pedí.

Pronto sentí su cuerpo acomodarse más cerca de mí y sus brazos sobre mi cuerpo.

—Cómo me encanta estar así —me dijo con la voz ronca—. Te extraño mucho cuando me voy.

—Yo a ti —pegue mi cabeza en su pecho—. Ya no te vayas, mi amor.

—Ya no, mi chula —acariciaba mi espalda de abajo hacia arriba—. Menos si ahora hay bebé.

Reí.

—No lo invoques —pegue en su pecho—. Imagínate que tenga la nariz de embarazada, qué miedo.

—Ay, mi amor, yo tanto que quiero ya un hijo tuyo —se quejó.

—Pues hay que empezar —dije metiendo una mano debajo de su camisa.

Lo escuché carcajear.

—Andas muy chistosita hoy.

Reí y me volví a pegar más a su cuerpo.

—Ay, a veces pienso mucho en cuando recién empezamos —recordé—. Yo pensé que duraríamos unos meses más y ya.

—Y ahora me tienes aquí rogándote porque formes una familia conmigo.

Carcajeé.

—Qué tonto eres —respondí—.Pero en serio, aseguraba que solo serían unos meses y después cada uno se olvidaría del otro.

—Pero pues nosotros estamos hechos para estar juntos, chula —acarició mi cabellera—. Aunque nos hubiéramos intentado separar mil veces, las mil veces todo se hubiera acomodado para que regresáramos.

Sonreí.

—Te amo —di un beso en su mentón.

Nos quedamos en silencio, disfrutando de nuestro tacto y tiempo juntos.

—O tal vez es que tú eres muy rogón —dije unos segundos después, a lo que él rió.

—Sí, puede ser —me tomó de la cintura y me subió sobre él—. Pero es que, ¿cómo no serlo con esta chulada?

Sonreí y él comenzó a llenarme de besos en la cara.

—Cómo te amo, mami.

amigas, regrese. Por si no se dieron cuenta, el tiempo paso, dos años.

la cherry; junior hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora