Pasaron unos minutos, seguí llorando mientras Gabito me abrazaba. Me sentía totalmente humillada.
—Qué horror, arruiné tu noche —dije mientras limpiaba mis ojos y reía.
—Nada de eso —contestó mientras se sentaba mejor—. Yo sé que Junior es mi amigo, pero no creo que merezcas esto.
Solo lo miré; eran incontables las veces que había tenido esta conversación con Estefania.
—Sé que te quiere porque me ha hablado mucho de ti, incluso lo he acompañado a comprarte todo lo que te manda, pero no creo que valga la pena que estés sufriendo todo esto.
—Yo sé, pero es que yo lo quiero mucho —contesté—. Cuando acepté, tenía mucha esperanza de que cambiara y quisiera que estuviéramos juntos formalmente —limpié mis lágrimas—. Pero ya van casi nueve meses y siento que todo empeora.
Él asintió.
—Eres una niña muy bonita, ¿siquiera viste cuántos se quedaron mirándote desde que entramos? —reí y rodé los ojos—. Estás tan ocupada en que Junior te quiera que no te das cuenta de que deben de haber miles detrás de ti.
Pensé entonces en mis salidas con Estef; repetidas veces me habían mandado rosas y botellas en los antros y palenques. Muchas salidas a bailar y varias veces me pedían mi número, pero la respuesta siempre era la misma: "tengo novio". Cuando se lo contaba a Junior, solo me decía "Pues qué bien, amor"; no había ni una sola señal de celos. Incluso a veces él me preguntaba por qué no aceptaba, yo solo cambiaba el tema.
—No mereces esto, Pau —siguió Gabriel—. Nadie merece nada de esto; ponle límites a ese wey —lo último que dijo me hizo reír, él me sonrió.
—Pensé que podía manejarlo, pero ya veo que no—el negó con la cabeza.
—Nadie podría, y él lo sabe —yo asentí—. Muchas veces es necesario que perdamos lo que queremos para entender lo que hacemos mal.
—Llegamos —dijo Gabito cuando estábamos frente a mi edificio. Le sonreí y me despedí con un abrazo—. Piensa en lo que te dije, ¿sí? —me dijo bajito y yo asentí.
Junior bajó detrás de mí, subimos a mi piso por el elevador, ninguno dijo nada. Abrí con cuidado la puerta para no despertar a Estef, nos dirigimos a mi cuarto; yo inmediatamente ingresé al baño y me metí a la regadera.
Comencé a llorar, no quería más esto.
—¿Te estás bañando? —preguntó Antonio abriendo la puerta del baño; respondí que sí y salió.
Cuando termine, él ya estaba dormido entre las cobijas. Con cuidado me acosté a su lado y lo miré dormido; solo pensaba en que ojalá pudiera odiarlo. A veces pensaba que lo hacía; lo odiaba cada vez que se comportaba como hoy, cuando veía los TikToks con más chicas, cuando me hacía llorar en las peleas por teléfono, cuando me sentía menos y cuando no podía dormir sin dejar de llorar.
Pero lo cierto es que lo amaba; no importaba nada porque al final, cuando lo veía, cuando me abrazaba y besaba, cuando estábamos juntos y me hacía saber que me quería, sentía cosas que nunca antes había logrado sentir.
Ojalá me quisieras tanto como yo a ti, pensé mientras acariciaba su mejilla.
Me di la vuelta, y unos segundos después, sentí cómo me abrazaba por detrás.
—Gracias por quererme tanto, mi amor —dijo dando un beso en mi cabellera para después dormirse.
Yo comencé a llorar, sin emitir sonido. Solo lloraba y lloraba, y él estaba a mi lado, durmiendo tranquilo.
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la cherry; junior h
Fiksi PenggemarTodas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.