¡Han Jisung, un chico de 16 años, estaba acostumbrado a una vida de lujos. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres fallecieron en un tragico accidente. De repente, se encontró en una situación desesperada y no tuvo más opción que buscar trabajo e...
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Minho en su habitación emanaba felicidad hasta por los poros, cualquier persona que lo escuchara o viera, pensaría que se había vuelto loco, pero loco por amor. Pensó.
Su corazón le decía que se tranquilizara, que si no se detenía podría explotar en cualquier momento, en su rostro podría tener varias expresiones al mismo tiempo, pero la principal era amor puro, amor incontrolable por su novio, ese que con solo un beso podía llevarlo a volar en mundo diferente a lo que era el mundo real, juraba que veía miles de arcoiris cada que su chico lo abrazaba y le decía que lo amaba, y como no amarlo si cada que se ponía tímido, sus mejillas se tornaba de un color carmín intenso, sus labios eran rojos naturalmente que podría besarle todo el día sin ninguna resistencia, y sin dejar de lado ese cuerpo esbelto que había tocado cada parte de él, esa diminuta cintura que cabía perfectamente sus manos, y esa piel, esa hermosa piel que disfrutaba tocar, sentir la suavidad en ellas, era como acariciar el algodón puro. Todo en el era perfecto.
Con gran entusiasmo salio de su habitación, bajo escaleras abajo y vio a su padre sentado en uno de los sofá que estaban en la sala.
Se acercó a él irradiando felicidad. — buenos días padre. — saludo dándole un beso en la mejilla.
Sorprendido quedó el señor Lee al tal acto que no lo esperaba. Dejó de lado su móvil y vio a minho muy desconcertado. — ¿sucede algo? Es como si algo muy bueno te paso hijo.
— si padre, lo es, tu hijo mayor por fin logró algo que jamás pensó en lograr. — respondió no sin antes coger una manzana verde de la mesa y salir sin ninguna explicación más.
— ¿que me habrá querido decir?. — se preguntó el señor Lee restándole importancia a la nueva actitud de su hijo.
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El día irradiaba felicidad que hasta el sol eluminaba la ciudad de color rosa, las nubes eran de algodón de azúcar de un color celeste pálido, un mundo que fue escrito por una escritora de wattpad, un mundo imposible para las demás personas, pero si posible para una sola persona quien se llamaba Lee Minho. Aquél que llegó con una sonrisa enorme al colegio saludando a toda persona que se le cruzará en el camino.
— buenos días...
Saludos a un grupo de chicas que le coqueteaban. Pero el solo paso por su lado desinteresado. Dejando a las chicas confusas y a la vez humilladas.
— hola...
Saludo igualmente a algunos chicos que le sonreían, recordando las veces que se dio unos que otros revolcones. Sin más que decir, siguió su camino dejándolos con la palabra en la boca.
No quería ser descortés, pero el hecho de que este en una relación con la persona más linda del planeta, no era cualquier cosa, la cuestión era que esa persona era su novio, y sabía perfectamente que si cometía una estupidez, jisung lo podría mandar al diablo sin pensarlo. Y no dejaría que eso pasara.