¡Han Jisung, un chico de 16 años, estaba acostumbrado a una vida de lujos. Sin embargo, todo cambió cuando sus padres fallecieron en un tragico accidente. De repente, se encontró en una situación desesperada y no tuvo más opción que buscar trabajo e...
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En la noche...
- ¡hyung que bueno que ya estas mejor!. - dijo el pecoso ayudando a minho a caminar hacia el auto.
- ¿y jisung?. - pregunto al no saber nada de el en todo el día.
- creo que jeonginie lo dejo en su casa.
- felix. - llamo deteniéndose.
- dime hyung.- le presto atención.
- ¿que relación tienen ellos?.
- solo son amigos. - volteo a verlo.- ¿te preocupa que sean tan cercanos?.
- si. - respondió firme, para luego seguir caminando.
- ¡hyung! ¿Hasta cuando dejarás el resentimiento hacia jeonginie?, ya han pasado años desde que falleció y sigues culpandolo como si el la hubi...r...
- ¡no quiero hablar de eso felix!. - interrumpió.
- pero hyung...
- ¡dije que no!. Solto enojado y felix decidió callar.
Cada que mencionaba a la mamá de su primo, el se ponía de malas, y el pecoso nunca supo como es que sus dos primos llegaron a pelear entre ellos, como si fuesen enemigos de diferentes mandos. Y la realidad es que así era.
-¡OPPA!. - llamo la niña y el morocho lo volteo a ver, prestandole atención. - ¿No ilas a tlabajal?.
- si.
- entonces polque no te has ido?, siempe te vas cuando el sol se haya ido. - pregunto mordiendo su rebanada de pizza.
jisung le pellizco la mejilla. - lo que pasa, es que quería cenar con mi pequeña hermanita, ¿acaso no querías cenar conmigo?. - pregunto haciéndo un puchero.
- no hables con la boca llena, come despacio.. - regaño.
- jisungiee oppa!.
- ¿mm?...
- ¿siempe estalas conmigo veldad? - pregunto derepente, haciéndo que jisung tragara su pizza entero.
- ¿porque me preguntas eso?. - se paró en su lugar para darle un beso en la mejilla a la niña. - sabes que eres lo único que me da motivos para seguir.
- no quielo que tu te vayas como mamá y papá y me dejes.
- Shh...- tranquilizo al ver que la niña derepente lloraba. - ¡no te dejaré! ¡No lo haré yummy! ¡no llores!.
- plom..e..te..lo. - hablo hipando con su dedito meñique alzado.
- lo prometo. - prometió entrelazando su dedo con el de la niña para luego darle un abrazo, y caer una lagrima de su mejilla.