Capítulo diecinueve/ Esperar para disculparse.

71 8 0
                                    

Summer.

No atendió a ninguna de mis llamadas y tampoco respondió mis mensajes.

En verdad que quiero disculparme con él. Con tiempo para pensarlo, pude darme cuenta que me propasé, que es algo que nunca debí haber hecho. A causa de mi atrevimiento llevo una semana completa sin verlo, no fue a la biblioteca y según Marta no ha tenido mucho tiempo para hablar con él y la excusa que le puso a ella por no ir al trabajo es que la empresa lo tienen muy ocupado.

Solo espero que esta tarde sí vaya, aunque no sepa con qué cara lo miraré.

Teo.

—¿Y cómo es que aduana nos cobró de más?

Estamos en la sala de reuniones, con los encargados de cada sector de la empresa. Incluso con el incompetente que se encarga de la llega de cargas extranjeras.

—Dimos una fecha, pero al perecer vinieron con retraso y nos confundimos, señor. — dice algo temeroso.

—¿Y tú no eres el encargado que tiene que estar atento a eso? ¿O para qué se te paga?

—Teo... — me advierte Jack. Me callo porque en algún momento explotaré y esta oficina será un caos.

—Espero que esto no vuelva a pasar. — dice Charlie de una manera más tranquila —. Pagaremos los impuestos esta vez, pero la próxima tendrán que estar más atentos.

Todos asienten y me miran con nerviosismo. Varios de los que están acá no nos tomaron en serio cuando asumimos nuestros puestos. Nos vieron como los hijos de los dueños que no se esforzaron por lograr donde están, que esto nos cayó de arriba; ni siquiera saben que he tomado cursos de economía, contabilidad, estadísticas, y varios más para estar donde estoy, que me he preparado años al lado de mi padre y abuelo, no. Ellos solo ven que por ser los hijos de los dueños tenemos todo fácil.

Costó tiempo que nos hicieran caso, tuvimos que ser duros y tratarlos con firmeza para que comprendieran que no vinimos a jugar. Con el tiempo, cuando ya todo se acomodó, pudimos ser nosotros, pero hay veces, como hoy, que nos siguen viendo como unos niños. Y eso me molesta.

En la oficina quedamos yo y los chicos, que seguro no deben haber aceptado mi comportamiento.

—¿Y a ti qué te sucede? — ven, seguro que me quieren golpear para que reaccione.

—Nada.

—Deja de decir eso, Teo. — me recrimina Jack —. Llevas días siendo irritable.

—No es tu problema.

—Claro que lo es. Porque nosotros debemos cargar con tu mal humor.

—Entonces lárgate, nadie te retiene.

—Eres un imbécil.

—Mírate a un espejo y veremos quién es el imbécil.

—Okey, okey. Esto se está poniendo tenso. — interviene Thomas —. Por qué mejor no hablamos, calmados, y arreglamos esto. Porque, amigo — me mira —, en verdad estás irritable.

Charlie asiente y Jack cruza sus brazos. Suspiro y trato de desanudar mi corbata, últimamente siento que me asfixia más de la cuenta.

—No es nada. —miento —. Solo que estos días he estado con dolor de cabeza.

—¿Y eso es todo? —pregunta Charlie —. ¿Tu humor no tiene nada que ver con que tu abuela nos llamara preocupada porque no vas a la biblioteca o que tu madre nos llame a nosotros porque tú no atiendes el celular?

Ni siquiera he tocado el celular desde que pasó lo del beso. No cuando al día siguiente recibí su mensaje diciendo que se arrepentía.

—Solo tuve problemas con Summer. Hoy volveré a trabajar en la biblioteca, solo quería tiempo para pensar. — escucho a Jack suspirar cansado.

Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora