Capítulo catorce/ Colores.

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Teo.

Me quito la corbata porque sentía que me molestaba y paso mis manos por mi cara mientras suelto un largo suspiro. Hemos estado desde temprano con mis amigos en la empresa porque surgió un inconveniente con el prototipo del nuevo motor, eso significa que con lo que veníamos no funciona y debemos buscar otra manera para que nuestro nuevo vehículo de carreras sea más eficaz. Y, además, nos unimos a un proyecto que protege al medio ambiente y ahora estamos con un nuevo modelo para un auto eléctrico.

Miro mi escritorio y son cientos de papeles que hay sobre él. Según los ingenieros, el problema no fue tan grave y encontrar la solución no será tan difícil, el problema ahora es que la solución costará millones y es algo que debemos analizar con calma.

—¿Qué tal si nos pedimos unos litros de café? — pregunta Thomas y estoy totalmente de acuerdo con él.

Me levanto de la silla y me acerco al muro cortina de vidrio y me estiro porque siento mi cuerpo entumecido.

—Siento que se me van a cruzar los ojos de ver tantos números. — escucho decir a Charlie a mi espalda.

—Y a mí. — coincide Jack —. Creo que los pocos años que trabajo aquí, esta es la mañana más estresante de todas.

—Quiero descansar un rato. — se queja Thomas.

—Y lo haremos. — Jack me mira cuando volteo —. Nos tomaremos unos minutos para desayunar algo.

Levanto mis manos en señal de paz porque yo también necesito un descanso, además, no soy un demente por el trabajo.

Nuestras secretarias nos traen lo necesario y gracias a Dios nos traen café. Nos sentamos en los sillones y Thomas se sienta en el suelo.

Desayunamos en un silencio que me parece demasiado extraño. El silencio con estos monos implica peligro, como los niños, que sabes que algunas travesuras se mandaron.

Se miran de reojo y tomo una servilleta para limpiarme y mirarlos acusatoriamente porque sé que eso los pone nerviosos.

—¿Qué hicieron? — pregunto sin tantos rodeos.

—Nada. — responden al unísono y no necesito nada más para saber que sí hicieron algo.

—No les creo.

—A ver — dice Jack —, es más que obvio que algo ocultamos, pero lo que hicimos no es tan grave y tampoco lo hicimos nosotros.

—Exacto. — dice Charlie.

—Fueron las chicas. — habla Thomas con la boca llena.

—¿Y qué hicieron? — me pone más en alerta que fueran las chicas quienes ejecutaron algo en mi contra.

—Nada, solo buscaron el Instagram de Summer.

—¿Y por qué hicieron eso?

Los tres se encogen de hombros y siguen su vida como si nada. Mi lengua pica con la petición que no quiero hacer.

—¿No quieres saber qué fotos tiene? — pregunta Thomas subiendo y bajando las cejas.

—No.

—¿A caso ya la buscaste? — Charlie finge que se sorprende.

—Claro que no. — tuve que conformare con su foto de perfil en WhatsApp.

—¿Y no quieres ver?

—No.

Vuelven a comer tan tranquilos y seguimos en silencio.

Cómo los detesto. Son un asco como amigos.

Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora