Summer.
La luz, a causa de la puerta corrediza que hay en su habitación ilumina todo. Me estiro y me quedo quieta recordando que él durmió conmigo anoche. Sin embargo, cuando miro hacia el costado no lo encuentro, supongo que apenas me dormí él se fue.
Su cama huele a él, muy embriagador, su perfume está intacto en las fundas de sus almohadas. Esto puede ser muy peligroso para alguien que está enamorada. Por ejemplo, yo, que, al oler su aroma, se forma un revoltijo en mi estómago.
Bajo de la cama para ir al baño; él me dejó un cepillo de dientes anoche, así que lo utilizo y también lavo mi cara. Me siento rara con tanto espacio en un baño, esto es inmenso.
Aún sigo descalza así que, sin nada en los pies, salgo a buscarlo. Sigo pensando que este departamento es muy frio; los pasillos, la decoración, todo es muy moderno, como si no hubiera pensado en habitar un hogar, sino pensando en que necesitaba en dónde vivir.
Teo está en la cocina, sirviendo café en nuestras tazas. Preparó el desayuno, con panqueques, frutas, jugo y café.
—Buen día. — digo cuando entro a la cocina. Coloca la cafetera en su lugar y me sonríe.
—Hola, preparé el desayuno.
—Se ve delicioso.
Nos sentamos y quedamos enfrentados, el primer bocado de los panqueques realmente lo disfruto. Si hay algo que no puedo negar es que él sabe cocinar. Tomo un poco de sandía y cierro mis ojos al probarla.
—¿Es tu fruta favorita? — pregunta.
—Lo es, esto — digo tomando otro trozo — sabe a gloria.
Niega divertido y seguimos comiendo.
Me siento bien, sin esa sensación de vacío que suelo tener luego de sentir tanto. Me siento como si supiera que hay algo mal en mí, pero aun así tengo la predisposición de encontrar qué es y arreglarlo. Fui a terapia por varios años, pero por cuestiones de dinero, siempre comenzaba y nunca terminaba cuando los psicólogos me indicaban. Así que nada en mí está curado, al menos no del todo.
Limpiamos y ordenamos juntos, pienso en lo incómodo que será despedirnos. Aún estamos en eso de acostumbrarnos a estar juntos luego de todo lo sucedido, y ya no puedo seguir enfadada con él, no después de todo lo que hizo. Y si hay algo que yo pueda hacer por Teo, no dudaré en ayudarlo. Él ni siquiera supo a que se enfrentaría y aun así fue y estuvo conmigo sin alejarse.
Me da mi ropa ya lavada y seca para que pueda cambiarme, y no me queda otra que despedirme de su remera realmente cómoda.
Está sentado en el sofá cuando vuelvo, cambiando de canales en el televisor. Lo deja en un programa que habla sobre negocios, estadísticas, números y cientos de cosas más que me marean.
—¿Debo preocuparme que en tus horas libres veas ese tipo de cosas? — ríe despacio y voltea su cabeza para mirarme.
—Es divertido. — rodeo el sofá y me siento a su lado.
—Entonces me debo preocupar por lo que tú consideras divertido.
Me mira con mala cara y cambia de canal sin saber en dónde dejarlo, hasta que se rinde y vuelve a poner el mismo programa. Rio despacio y él pone sus ojos en blanco.
—Teo. — hace un sonido con su garganta indicándome que me escucha —, gracias.
—No tienes que...
—Sí tengo y tú lo sabes. En verdad gracias. Hiciste mucho por mi ayer.
Asiente y ninguno desvía su vista. Trato de parar mis pensamientos, pero se me hace un poco complicado.
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Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.
Roman pour AdolescentsSummer es... Summer. Ella no se puede definir en una sola palabra. Ella cree que las personas somos momentos y como todo momento puede estar lleno de felicidad, enojo, tristeza... Llenos de colores Teo, por otro lado, piensa que las personas, o somo...